Entrevistas

David Hurtado Torres (Marzo 2018)

Patrimonio Musical

13 de Marzo de 2018




David Hurtado y la Semana Santa. ¿Qué no se pierde ningún año? Sus momentos incuestionables.

Me gusta ir cambiando el lugar donde veo las cofradías cada año, pero la entrada de la Soledad de San Lorenzo, quizás por toda la carga simbólica y emocional que tiene,  ha sido una constante. Pero no es  algo premeditado, sino que parece que todos los ríos de la Semana Santa van a dar a esa mar, que es el morir...

¿Qué opina del fenómeno del consumo continuo de Semana Santa y las redes sociales?

Entiendo que es una consecuencia lógica e inevitable de la era de las comunicaciones que vivimos, pero a la larga acabará provocando hartazgo. Luis Buñuel, en un alarde de clarividencia, pronosticó que el gran mal de la sociedad del futuro (el suyo) sería el exceso de información, la infoxicación. Estoy totalmente de acuerdo.

Se encuentra en un momento álgido en cuanto a popularidad. Sin embargo, hay varias de sus marchas que no se interpretan. ¿Siente el refrendo de las cofradías? 

De algunas sí, mientras que de otras no tanto. No es algo que me preocupe, ya que esto es lo normal. La popularidad es un fenómeno que se produce a raíz de un hito concreto, y que en mi caso fue el estreno de "Como Tú, ninguna". Soy perfectamente consciente de que en el ámbito de la música procesional, por muchas marchas que pueda escribir mejores que esta siempre seré conocido e identificado con ella. Por otro lado yo no persigo la popularidad, ya que esta no está refrendada muchas veces por la calidad y siempre es efímera; prefiero trabajar por el reconocimiento y el respeto.

Su última obra estrenada es "El Amor Crucificado". ¿Qué supone en su carrera musical cofradiera?

Ha sido muy importante desde el punto de vista personal, ya que me ha supuesto cerrar un círculo esbozado hace 25 años. Ha sido un reencuentro conmigo mismo, con aquel niño que soñaba con ser compositor, y es hermoso y gratificante comprobar cómo ahí ya estaba lo que soy hoy, con el lógico déficit técnico. Siento que con esta marcha se cierra una etapa en mi vida como creador. A ver qué puerta se abre ahora.

¿Cómo debe ser una marcha procesional? ¿Qué le falta y qué le sobra en la actualidad?

El arte no es una ciencia exacta, y por tanto no existen formulas absolutas para nada. No hay una receta infalible para una marcha procesional. Sin embargo, en mi opinión (recalcando que se trata de eso, una opinión personal)  creo que hoy se peca de querer encerrar en una marcha una sinfonía, un oratorio o una ópera, sobrecargándola de recursos técnicos. Una marcha es una pieza sencilla y concreta, con un fin determinado que no debe perderse de vista en absoluto: acompañar una procesión.  Hay también una obsesión por la innovación, por querer dar en cada marcha una, dos o tres vueltas de tuerca, como aquello del más difícil todavía del Circo. Yo creo que la evolución en la música (que no innovación) es un proceso natural del artista, paralelo a su madurez personal, a su periplo vital. Del mismo modo que evolucionamos en nuestra forma de expresarnos, de vestirnos, en lo que nos gusta o emociona, el compositor también progresa en su lenguaje. Todo lo que no sea natural es artificial, y a mí el artificio en el arte no me gusta; prefiero siempre la honestidad, aunque sea sencilla y ande descalza.



Es usted un firme defensor del estilo sevillano. ¿Podría comentarnos qué es y qué debe ser una marcha sevillana?

Sevilla es el paradigma de la mescolanza, de la fusión. Nuestro icono más universal, la Giralda, es el ejemplo perfecto de ello: un alminar almohade cimentado sobre sillares de la Híspalis romana y rematado por un cuerpo de campanas renacentista. La Semana Santa, como no podía ser de otro modo, es un crisol de estéticas diversas que  cristaliza en su  fisonomía actual en el primer cuarto del siglo XX. En ella está el Barroco, el mesurado Romanticismo español (que con tanto retraso llegaba a nuestro país procedente de Europa) y su reinterpretación del Barroco; está el Regionalismo, está el Modernismo, está el Costumbrismo, y está, como no, el folclore, más de la Canción Española que del Flamenco, todo sea dicho. Todo ello ha configurado un arte originalísimo y único en el mundo, y la música procesional está totalmente determinada por ello. En mi opinión el estilo musical de la marcha procesional sevillana debe tener tres características esenciales: profundidad, garbo y lo más importante, mesura, algo esto último que hoy parece haberse perdido por completo no solo en la música, sino en casi todo lo que rodea a la Semana Santa.

Sabemos que siente predilección, entre otras, por la marcha "Hiniesta" de José Martínez Peralto. Peralto es una importante figura de la música procesional a pesar de que es poco conocido. Lo mismo sucede con otra figura capital como Manuel Borrego. ¿Qué nos puede decir sobre estos y otros autores?

Son dos músicos magníficos e injustamente olvidados. Me gusta sobre todo Peralto porque en mi opinión representa a la perfección todo aquello del estilo sevillano al que hacía referencia con anterioridad. "Hiniesta" es a mi juicio un canon de la marcha sevillana, con un tema principal profundo y expresivo, un trío elegante y garboso y una solida y equilibrada construcción formal; es una de esas marcha que al escucharlas percibes con total claridad que ni le falta ni le sobra una sola nota. De Borrego me gusta especialmente "Regina Pacis" por lo mismo. Creo que debería prestarse mucha más atención a la música de ambos autores y devolverlos a la primera línea.

Desde principios del siglo XX hay un acercamiento de la marcha al folclore y al flamenco. ¿Qué es el flamenco en la marcha procesional y qué no lo es?

El Arte flamenco es además de un corpus riquísimo de melodías (anónimas en su gran mayoría) una forma de interpretar. En este sentido se puede dar el caso de utilizar una melodía propia del Flamenco en otro género, como la música clásica o también la marcha procesional,  o también interpretar al "modo flamenco" una melodía ajena a este estilo, el "cuplé por bulería" por ejemplo.
En el terreno de la música procesional se han utilizado melodías flamencas, pasadas obviamente por el filtro de la marcha y adaptadas a su idiosincrasia particular, así como también recursos armónicos (acordes) e incluso rítmicos. Pero etiquetar algo así como "marcha flamenca" es un error, ya que falta el otro aspecto indispensable: la interpretación flamenca. Por tanto se debe hablar de marchas con inspiración flamenca.

A colación de esta última pregunta, háblenos de la saeta, tanto en su vertiente vocal original como en su utilización como recurso compositivo.

La Saeta ha experimentado una evolución muy acusada, más bien un cambio de vía. En un principio eran melodías muy sencillas, de carácter prácticamente recitativo; un ejemplo de ello lo tenemos en la melodía que usa Turina en "Margot", esta sería un modelo arquetípico de aquellas saetas primitivas. A principios del siglo XX, los cantaores flamencos decidieron adentrarse en este mundo, sustituyendo las saetas antiguas por melodías procedentes del repertorio flamenco, más concretamente seguiriyas y tonás (siendo la "Carcelera" la más usual de estas últimas), y aquello tuvo mucho éxito y aceptación, con lo cual la Saeta se  consolidó definitivamente como un subgénero del Flamenco. Los compositores no tardaron en descubrir el extraordinario potencial de la Saeta como recurso compositivo, y así, empezaron a incluir melodías de Saetas en las marchas, tanto de las primitivas ( Turina en su ópera "Margot" o en su obra pianística "Jueves Santo a medianoche", Borrego en su marcha  "Cristo de la Vera Cruz", Marquina en "Procesión de Semana Santa en Sevilla"...) como de las flamencas, Carceleras casi con exclusividad ("El Cachorro" y "saeta Cordobesa" de Gámez Laserna son los ejemplos más significativos). Hoy día se sigue usando, y grandes compositores como López Gándara y Alfonso Lozano ("La Amargura") lo han utilizado, aunque en el caso de Cristóbal se trata de una Saeta creada por él ("Dolores, Saeta Onubense"), lo que en musicología se conoce como "folclore imaginario". Mi hermano Antonio también echó mano de este recurso en su "Saeta a la Virgen de las Aguas", una composición para soprano y banda de música, con texto de José Luís Ortiz Nuevo, en la que creó una melodía de Saeta de gran belleza y hondura expresiva. Yo opté por incluir, si no por primera vez sí de las primeras veces, una seguiriya para ilustrar una Saeta en una marcha ("¿Quién te vio y no te recuerda?" Saeta Jerezana).

Ha hecho incursiones en música para paso de Cristo. ¿Cómo ve el panorama actual?

La evolución de la música para Cristo es sorprendente. Resulta admirable lo que han conseguido hacer con un instrumento tan limitado como la corneta, llevándola hasta unos límites técnicos insospechados, yo me quito el sombrero ante eso. Pero también es verdad que quizás se haya entrado en una espiral de ansias de innovación que puede convertirse en un callejón sin salida. Creo que sería bueno parar el balón y sentarse a reflexionar hacia dónde debe ir el género, qué hay que mantener del pasado y qué hay que desechar de todo lo que se ha hecho, una sincera y desapasionada autocrítica, pero tengo mucha confianza tanto en los grandes autores como en las grandes bandas del género; el futuro está en buenas manos.


Para finalizar, exprésenos sus anhelos para la inminente Semana Santa de 2018.

No solo para 2018, sino para siempre. Me gustaría que se dejara a un lado lo accesorio, lo artificial, el excesivo aspecto mercantilista y mediático, que se recuperara el verdadero sentido de la Semana Santa en Sevilla que para mí no es otra cosa que el encuentro con   Dios a través de lo que puede que sea su reflejo más sublime. La Belleza.


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