Opinión

De los Font a los silbadores

Esteban Romera Domínguez

15 de Septiembre de 2004


La Semana Santa se ha sobredimensionado en las últimas décadas. Esta afirmación es una evidencia que podemos corroborar con los números en la mano y tanto nuestras Cofradías como todo lo que les rodea tienen en la actualidad una cuantificación en todos los sentidos que se ha desarrollado poco a poco de forma inexorable hasta llegar a nuestra realidad.

Un elemento más que influye en la estética de nuestra fiesta por antonomasia como es la música se ha amoldado a la nueva situación y tanto sus bandas, sus componentes, como las marchas procesionales que se interpretan tanto en variedad como en cantidad y calidad han variado progresiva y sustancialmente sus hábitos en pocos años, lo que irremediablemente nos da otra dimensión musical.

Muchos cofrades miran hacia atrás con nostalgia en lo que se refiere a la Semana Santa que se nos fue y en concreto sobre el tema objeto de estas líneas que no es otro que el desarrollo y evolución de su música, otros ven muy bien el estado actual de ésta, pero la verdadera realidad quizás, como casi siempre, este en el punto medio de esta pequeña dicotomía. Siempre habrá cosas buenas y no tan buenas y este escenario se da no sólo en los diferentes aspectos de nuestra Semana Mayor sino que sucede en la mayoría de los órdenes de la vida.

Los dos principales motivos de los detractores de la nueva música cofrade están claros: hoy en día muchos se creen con capacidad para componer y de esta manera "cualquier cosa" puede ser una marcha cofradiera y así la cantidad gana terreno a la calidad, pensemos que en la pasada Semana Santa se han estrenado más de un centenar de nuevas composiciones y difícilmente nos acordaremos de muchas de ellas dentro de sólo una década (aunque de todas las estrenadas anualmente siempre existen algunas piezas de indudable valor), y el segundo aspecto es que las bandas cada vez pueden influir más negativamente en el discurrir de nuestras procesiones teniendo demasiado peso específico para ser simplemente un complemento, no puede ser un aditamento igual o más importante que la propia imagen devocional. Otros cofrades, en cambio, ven esta actualidad musical como óptima en lo referente a esta temática exponiendo que nunca se ha interpretado y ejecutado la música cofrade como ahora y que esta nueva corriente de nuevos compositores, piezas cofrades y mayor cantidad de bandas enriquece notablemente sin lugar a dudas siempre, teniendo un escenario más abierto y propicio para las nuevas corrientes.

Es difícil saber si un complemento como es la música hizo adaptarse a otros aspectos de nuestra Semana Mayor o fueron éstos los que hicieron cambiar la forma de sentir, componer, exteriorizar e interpretar un arte como la música que, al menos, una semana al año se hace oración, ya que muchos de estos músicos hacen su estación penitencial al igual que la puede realizar el crucero, un acolito, un costalero o el que lleva la escalera y muchos compositores hacen la misma misión que pueden hacer otros artistas de otro tipo que trabajan alrededor de nuestra Semana Santa como escultores, tallistas, orfebres, doradores, floristas, etc... Considero que al igual que no se le puede echar la culpa a las cuadrillas de costaleros o capataces de determinados movimientos estridentes o de su forma de andar, lo mismo debe ocurrir con determinadas marchas procesionales que no tienen la mínima calidad compositiva o con algunas bandas y directores que pueden no ser demasiado ortodoxos tanto en capacidad o ejecución y piezas de sus repertorios.

La responsabilidad de estas situaciones no la tienen mayoritariamente en si estos colectivos tanto músicos, directores, bandas o compositores, sino que son las Juntas de Gobierno de nuestras Hermandades las que deben involucrarse mucho más en los repertorios y en las bandas que contratan, cuidando al máximo estos temas y huir del populismo mal entendido que nos puede estar llevando sin darnos cuenta por su cotidianidad y sucesión de acontecimientos a determinados aspectos que creo perjudican claramente la estética de nuestros desfiles procesionales, aunque podamos perjudicar a determinados directores y formaciones que si saben lo que tienen que hacer y cual es su misión en todo este entramado y que de esta manera pueden estar más "encorsetados".

Han existido determinadas corrientes de opinión que han criticado abiertamente a algunas jerarquías cofradieras por ser demasiado intervencionistas en este sentido: con repertorios muy cortos, diputados de bandas muy estrictos e itinerarios músico procesionales previamente fijados antes de la salida penitencial lo que evidentemente ha podido restar espontaneidad; en cambio, los músicos se quejan amargamente por tocar lo que les dicen, además siendo después muchas veces criticados y no tener opción en muchos casos a interpretar un repertorio acorde con las circunstancias, ya que están en manos de personas "no profesionales" y que en muchos casos no saben ni lo que se toca y por supuesto los aspecto que influyen internamente en una banda.

En definitiva, en este arco nos movemos y todo mezclado es un cóctel peligroso. Pero quizás si todos estos elementos que influyen tuvieran un compromiso de mínimos desde el diálogo, las Juntas de Gobierno no eludieran responsabilidades pero sabiendo lo que hacen , algún silbador que otro se dedicara a otra cosa, los directores cuidaran sus repertorios y se dieran cuenta que sus formaciones musicales son simplemente acompañamientos, indiscutiblemente otro gallo nos cantaría. Pero el problema es que en todo este entramado de Juntas de Gobiernos, compositores, diputados de bandas, capataces (que alguno hay que se involucra), directores, músicos etc...los hay que se pasan y otros que no llegan a dar la talla pagando justos por pecadores y los más se quieren sentir protagonistas por un día cuando lo verdaderamente importante esta encima del paso no delante , detrás o ambos lados y esta realidad es tan sencilla de poder entender por el cofrade de ley (sea músico o no), como difícil al que no sabe donde está.

ESTEBAN ROMERA DOMÍNGUEZ
Cíngulo y Esparto
Boletín de las Cofradías, septiembre de 2004

 Copyright © Patrimonio Musical 2004-2024

Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, 

de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización.