Mensajepor EspejoCofrade » 01 Feb 2008, 12:22
Bueno, aunque no pude asistir al concierto, ya me han pasado varias grabaciones (aunque no aún una muy buena que sigo esperando) y tras haberla estudiado bien, creo que ya puedo emitir mi opinión sobre ella.
De todas formas, creo que la banda no tuvo su mejor día, ni los solistas (el tenor es realmente malito, para otra vez que me llamen y yo les consigo un tenor solista mejor jejejeje) ni la coral y escolanía estuvieron a la altura que esta partitura merece, por lo que no sería justo juzgar la marcha sólo por estas grabaciones.
Primero decir que es claramente el estilo propio de don José, se notan a la legua las características que siempre imprime a sus marchas: mucha melodía, no demasiado complicada, riqueza armónica y contrapuntística y mucho sinfonismo, intentando sacar el máximo partido que es capaz de dar una banda de música, explotándola al máximo, todas las voces e instrumentos, incluso en percusión.
Le encuentro mucha relación compositiva con Ángeles Reina en el sentido que no ha querido hacer una marcha sin más, ha querido hacer algo más, hacer gran música y describir una serie de motivos muy elaborados, como un poema musical con diferentes escenas.
Tampoco es una marcha explosiva y potente como Valle de Sevilla o Triana Tu Esperanza, aunque tiene sus momentos grandiosos de efectismo muy conseguido.
Don José ha conseguido nuevamente hacer una marcha dentro de su buen y definido estilo, pero consiguiendo innovar y no repitiéndose y fijarse en otras marchas ya compuestas, algo muy muy de tener en cuenta y agradecer en estos días en los que algunos tienden a lo cómodo, fácil, populismo y las "trampas".
Creo que la definición que mejor le va es la de Marcha Religiosa, mucho más teniendo en cuenta que surgió a partir de la música de una plegaria compuesta desde la devoción de don José a la Virgen de los Dolores, Señora de Córdoba.
Es una marcha que ha sabido conjugar el carácter serio e incluso fúnebre que Los Dolores tiene (o debería tener), sobretodo en la introducción y primeros temas de la marcha, la parte más dramática de toda la obra, con una segunda parte menos triste y más popular, como corresponde a la máxima devoción mariana de los cordobeses.
Destacaría los trabajados juegos de preguntas y respuestas así como el ir pasando la melodía por todos los diferentes instrumentos de la banda, clarinetes-flautas-saxos-metales, consiguiendo unos efectos muy lucidos.
Tras el primer tema aparece uno más movido y juguetón, muy contrastado con el anterior, que vuelve a desembocar en el primero más patético pero ahora enriquecido con más contracantos.
Con una brevísima modulación llegamos a la plegaria con el tenor solista, construida con una pegadísima y sencilla melodía, acolchada por una sencilla armonía acompañante y con el fondo de madera aguda contracantando como hicieron en el tema movido anterior y la repetición del primer tema.
Con un redoble de timbales, llamadas de metales y escalas y trinos de madera, en una modulación muy efectista, llegamos a la repetición de la plegaria en tuti con toda la banda y coro al completo.
En este punto, la plegara me hace recordar a las grandes plegarias de la música clásica, como p.e. la sublime Plegaria de Caballeria Rusticana de Mascani. Sin duda esta marcha es una digna heredera de ese estilo compositivo sinfónico de finales del XIX y principios del XX, donde primaba el sinfonismo con el lirismo y belleza formal en limpias melodías.
Terminando con un espectacular final, como nos tiene acostumbrados don José, aunque no tan rimbombante como otras de sus marchas, cosa que no pegaría con una plegaria tan dulce y delicada.
En definitiva, me parece una grandiosa marcha religiosa, muy inspirada y muy trabajada que debe de hacerse sonar mucho, porque lo merece.
Enhorabuena a don José por su gran composición, a la Hdad de los Dolores de Córdoba por haberla encargado y poder ahora disfrutarla (¡qué se toque mucho!) y a la Banda de la Expiración por su montaje.
Saludos.