Mensajepor clavesol » 01 Nov 2005, 18:08
Una marcha procesional para banda y coro.
A colación de esta marcha y su auge actual, voy a realizar un comentario sobre ella que ha pasado desapercibido hasta ahora y que arroja un dato importante sobre la misma.
Hace unos meses tuve la gran ocasión de reunirme con el Maestro D. Luis Bedmar, prestigioso director de la desaparecida Banda Municipal de Córdoba y músico afincado en Córdoba de grandes conocimientos. La entrevista fue en el Círculo de la Amistad, también llamado Liceo Artístico y Literario, donde el célebre músico ensaya con la Coral Ramón Medina, de dicha institución, que él mismo dirige.
El comienzo del encuentro nada tuvo que ver con el final. Empezamos hablando sobre la música que sonaría en el Pontifical de la Coronación de la Virgen de la Sierra de Cabra, y terminamos hablando de las marchas procesionales cordobesas y de algunos de sus nombres propios, como son Dámaso Torres y Pedro Gámez Laserna, especialmente este último.
Al pasar por el Salón del Liceo, lujosa habitación del Círculo de la Amistad, con unas decoraciones preciosas, recordaba el Maestro Bedmar que ahí mismo se estrenó hace ya mucho tiempo la marcha procesional "Salve Regina Martyrum". Y lo rememoraba como algo fabuloso, digno de recordar y contar, como no podía ser menos.
Según decía Bedmar, no fue un estreno cualquiera, pues contó con la interpretación conjunta de dos grandes bandas de por entonces: la Banda Municipal de Córdoba y la Banda de Música del Regimiento de Infantería de Lepanto nº2. La primera dirigida por D. Dámaso Torres, la segunda por quienes ya sabéis todos, D. Pedro Gámez Laserna. Dúo bandístico de lujo, dúo directoral de altísima enjundia.
Solamente con imaginarse esta portentosa marcha, tan compleja y completa armónicamente, con esa sonoridad espectacular y potente que a buen seguro destilara las dos plantillas musicales de ese nivel, nos transporta irreversiblemente a un estado de admiración y deseo por poder haber presenciado algo similar.
Pero ahí no queda la cosa. La pieza fue concebida con acompañamiento coral, teniendo una letra que se correspondía con el canto litúrgico sobre el que se basa el motivo fundamental de la marcha, el “Salve Madre” de Eduardo Torres, y no el “Salve Regina”, antífona archiconocida, como suele señalarse erróneamente (llama la atención que un señor tan cualificado y con sobrados conocimientos, como es el Sr. Gutiérrez Juan, no se percatara de este hecho y también incurriese en dicha errata). Esta parte coral, recuerda el Maestro Bedmar, quizás fuese ejecutada por la Coral del Real Centro Filarmónico “Eduardo Lucena” de Córdoba. Lo que nos demuestra que para la ocasión se organizó una tríada de lo más granado que podía haber en la época. Un crisol interpretativo apropiadísimo para afrontar un crisol melódico y armónico como es la marcha “Salve Regina Martyrum”.
Estamos, por tanto, hablando de una marcha de procesión escrita para banda y coro, como ya lo hiciera López Farfán anteriormente, entre otros. La primera, según los datos de que disponemos, de esta naturaleza que se realiza en Córdoba y para una hermandad cordobesa.