Abrimos el siguiente tema para tratar de hablar de la Dinastía de músicos Palatín. Comenzamos introduciendo la biografía de uno sus miembros:
PALATÍN Y GARFIAS, FERNANDO
(1.852-1927)
Músico y compositor español nacido en Sevilla el 11 de septiembre de 1.852. A los cuatro años de edad recibió las primeras nociones de solfeo de manos de otro notable músico, su padre, Fernando Palatín Moreno, y continuó después con el reputado maestro Francisco José Feo, y las de solfeo, del afamado José Courtier.
Los prontos progresos que en éste instrumento hizo el biografiado, obligaron a la Diputación Provincial de Sevilla a declararse protectora del que, desde muy niño, hacía presentir días de gloria para su patria. Pensionado pues por ésta, marchó a París en el año 1.864 ingresando como alumno en el Conservatorio, donde llegó a obtener tres primeros premios en sus cinco años en las clases de violín, solfeo y teoría musical. El de violín, lo obtuvo en el gran Certamen Público de fecha 20 de Julio de 1.870. Premio tanto más extraordinario, cuanto que de todos los alumnos españoles de violín que han cursado estudios en el mencionado Conservatorio. Sólo Palatín y Garfias y Sarasate han conseguido tan honrada distinción.
Palatín y Garfias ya se había hecho aplaudir desde un año antes en los conciertos celebrados en las salas de Erard, Ertz y otras, interrumpiendo su naciente reputación la guerra franco-prusiana, que obligó al violinista a tener que abandonar París, pasando a Bélgica, viendo con dolor incompletos sus estudios en la composición, que rayaban a una altura envidiable.
Tras el acuerdo firmado en el año 1872, que finalmente puso fin a la sangrienta lucha, Fernando Palatín y Garfias regresó a París, siendo elegido por el célebre compositor Elwart para ilustrar los conciertos-conferencias que aquél ofrecía, con tan grande como merecido éxito.
Siendo su residencia habitual en Pou, donde entre otras desempeñaba el cargo de Músico de Cámara del Duque de Borbón y Braganza, en el año 1.883 viajó como últimas veces a París, donde tras ésos últimos conciertos, obtuvo un éxito asombroso y fue proclamado unánimemente por la prensa de París, violinista de primer orden entre los mejores.
En el año 1.884, marchó a Madrid, reclamado por la Duquesa de Medinaceli, que habiéndole escuchado en Francia, no quería que fuera desconocido en la aristocracia española.
Así pues, la Duquesa Ángela de Medinaceli, abrió sus salones después de una clausura de cinco años debida al fallecimiento de su primer esposo, para que los inaugurara esta vez el prestigioso e insigne artista español, y seguidamente, fue oído en el Palacio Real y el Conservatorio.
Otros conciertos dados en Pou, París, Tolousse, Burdeos, Royan, San Sebastián, Cádiz, Málaga y Sevilla, fueron testigos de numerosas ovaciones tributadas al ilustre violinista.
De regreso a Pou, en 1.885, fundó varias sociedades filarmónicas, entre ellas, una orfeónica titulada “La Lire Palois” que en Tolosse consiguió el primer premio de repentizar, primero de ejecución y primero de honor, siendo esperado en la estación de Pau a su regreso de Tolousse, por más de seis mil personas, presididas por el Ayuntamiento, que le acogieron entre vitores y aclamaciones, por ser Palatín el que consiguió entre 126 sociedades filarmónicas que se lo disputaban, el premio para la suya.
Posteriormente, Palatín y Garfias fue nombrado Director de la Orquesta Municipal de Aguas Buenas, de los conciertos clásicos de la capital de Bearn y otros.
Tras diferentes conciertos dados por el eminente músico, en ciudades como: Londres, Oxford, Lincoln, Winchester, Cambridge, etc. En el año 1.907 Palatín y Garfias decidió regresar a su ciudad natal, en Sevilla, para desempeñar el cargo de Maestro y Director de Música de la Diputación Provincial, a cargo de la dirección de la Banda Municipal del Hospicio Provincial y profesor de la Academia de Música de la Sociedad Económica Amigos del País” entre otras.
Palatín y Garfias posee las Encomiendas de Isabel la Católica y la de Carlos III, la Cruz del Mérito Artístico, la de Oficier d´ Académie, Oficial de la Legión de Honor de Francia; Comendador de la Orden Miliytar de Ntro. Sr. Jesucristo de Portugal, Académico de la Academia de Letras Humanas de Málaga, Oficial de Instrucción Pública y otros nombramientos de sociedades españolas y extranjeras.
Ya Saldoni, en su “Catálogo de Músicos Españoles” decía: …Desde hace más de tres siglos no falta algún músico notable en la familia Palatín, pudiéndose considerar, por consiguiente, como la familia más antigua en Europa en el arte filarmónico.
Como Compositor, podemos destacar: “Concierto en Mi Menor”; Fantasía Capricho”; “Adiós al Alcázar”; “Cherzo”; “Penas del Corazón”; “Basisle”; “Fantasía Española”; Fantasíe Grine”; “Fantasíe Carmen; “Tieder” “Reverie”; “Reina Regente”; Alegría Para Orquesta”; “Gavotte”, “Blue”, “Floresto”, “Vals de Concert”, “Pavone”, “Cante Triste”, “En Promenade”, “Le Mirandelle”, “Mazurca Sentimentale”, “Recitalius Et Allegro”, “La Maja Coqueta”, Vals Longuido”, “Andaluza” , “Cuento Alegre” y otras
Palatín y Garfias deja tras de sí, un incontable número de éxitos cosechados para su Patria y otros países que tuvieron el privilegio de escucharlo.
Nadie hoy conoce ni recuerda ya su música e interpretación. Pues centenares de composiciones fueron cedidas-donadas al Conservatorio de Música de Sevilla por manos de mi padre D. Fernando Pérez Palatín, sin que ésta institución haya movido un solo dedo para sacar a la luz , o recobrar, lo que en antaño fue dicha, honra, privilegio y admiración para millones de personas que lo escucharon.
F. R. E. publica en Sevilla, el 4 de Junio de 1.887, una biografía sobre el artista que termina diciendo así:
“¡Honra y loor a Sevilla, que cuenta en su seno a artistas que, como Palatín, hace del stradivarius no un instrumento material e insensible, si no un alma viviente que gime y solloza, que canta y ríe, identificándose con las sensaciones, capaces de ser experimentadas por el corazón más delicado y sensible!
Palatín no es el artista del mecanismo riguroso y matemático, sin que por esto deje de poseerle, ni del trabajo constante sobre el difícil instrumento, siendo su eterno azote; no es el que se supedita a las condiciones de la tabla armónica ni del arco, si no el artista que pone a contribución las fibras de su corazón para que sirvan de cuerdas para su violín, y a medida que él siente, hace sentir a su instrumento y a cuantos lo oyen, estableciéndose una corriente magnética poderosa entre su arco y el público, que estalla en explosiones no de admiración, tributada al mecánico que ejecuta y no siente, si no de verdadero sentimiento y dolor, o de goce y alegría infinitos, que sólo puede comunicar el artista de genio y de corazón privilegiado. “
El, también eminente, poeta Benito Mas y Prat, escribió sobre Palatín y Garfias:
Buscar a la cuerda el alma,
Eso tú lo sabes…
J. M. Pérez-Palatín S.