El pasado viernes me encontré, al pasar rutinariamente de vuelta a casa por la avenida de la Constitución en Sevilla, que se estaba celebrando un concierto de marchas procesionales en la Parroquia del Sagrario…
Mi sorpresa fue mayúscula, al mirar hacia las bóvedas del templo y ver que había una red que cubría todo el templo para evitar daños en posibles desprendimientos de piedra de las mismas…
Y yo me pregunto… ¿a nadie se le ocurrió pensar que las vibraciones producidas por un montón de instrumentos de viento y percusión en un sitio cerrado podían agravar la situación?
¿Es más importante el “folcloreo” cofrade que la conservación del patrimonio?
Personalmente nunca he visto muy bien la celebración de conciertos de bandas en los templos, porque estas formaciones musicales surgieron para actuar al aire libre y de ahí su potencia sonora, y porque la sonoridad y reverberación, además de dificultar la audición, pueden producir daños en los edificios. Pero este caso me parece realmente increíble…