Uno suele leer que la Semana Santa de Sevilla alcanzó su cenit escénico hace décadas. Desde entonces no es necesario innovar, sino tan sólo mantener dignamente lo que hay. No hay por qué cambiar un palio, un manto o un exorno floral, salvo para colocar uno exactamente igual que el del año anterior. La estética de la procesión sevillana está definida y por tanto no ha lugar al cambio.
En ocasiones me da la sensación de que se auspicia un escenario semejante para la música. Un recorrido amplio, donde en tal calle debe sonar una marcha y en tal calle otra. Una vez alcanzado un repertorio ideal ¿qué pasa con las nuevas composiciones? ¿tienen "sitio" aunque ello conlleve a desplazar marchas que "ya lo tenían cogido"? ¿desaconsejamos a las nuevas generaciones de músicos que se dediquen a la composición? ¿podría llegar a molestarnos que nos compongan una marcha?