Abro este tema tras leer el artículo de José Font de Anta que se encuentra en la web.
En primer lugar llama la atención lo de la formación del gusto, algo que desde mucho tiempo atrás estaba muy en boga, formar el gusto, como algo puramente objetivo: Lo bueno produce placer, lo malo produce displacer y lo bueno o lo malo son lo que son, según se amolden o no a una serie de máximas o cánones.
Es decir, hay que tener cuidado con su lectura ya que estamos hablando de unas ideas que se llevaban hace unos años y que en nuestra cultura, dado el encierro cultural que ha tenido, siguen vigentes. El Gusto (ahí, con mayúsculas) es uno, que se amolda a una serie de leyes que es imposible de saltarse.
Discusiones sobre el Gusto, el apego a las rectas leyes de la armonía, el contrapunto, etc... han estado siempre en boga. De hecho, en la Historia de la Música, siempre se han opuesto los músicos que se aferraban a esas leyes y los que pretendían renovarlas.
Pues bien, aquí se sigue esa estela, evidentemente más evolucionada. Se debe tener cuidado con eso. Por lo demás, el artículo revela bien que la buena música es más difícil de digerir que la mala, pero que sin embargo, ésta acaba siendo rechazada antes que aquélla. Como dije en más de una ocasión, la música necesita participación del oyente, que es quien debe hacer por absorberla, entenderla y fraguársela en la cabeza.
Por último, para finalizar, llama la atención el uso de vocabulario técnico del artículo que en principio parece de difusión y no destinado a un público especializado.
Saludos.
PD: Considero que se le puede sacar jugo a este artículo por lo que en él hay, y la mejor manera es discutiendo sobre él.