Muchas gracias por la aportación documental sobre el uso de cornetas y cornetín; realmente interesante.
Sobre cornetas y tambores en Cádiz no tengo muchos datos. Durante el Ochocientos debieron estos toques de gozar de la gran popularidad que fueron adquiriendo en toda España. Más aún, quiero suponer, en la que fue antigua Gades, que los toques de tubicinas, licticinas y cornicinas de las legiones pompeyanas o las del vencedor en Farsalia o Munda, a su paso por la ciudad, concitarían la admiración y aprobación popular de aquellos béticos –trasuntos de tartesios y turdetanos; esos hispanos tan romanizados- aficionadísimos a música y danza, tal como recogen las fuentes de la Antigüedad.
Efectivamente, el origen directo de cornetas –cornetín, su derivado- y tambores como transmisores de órdenes militares son las legiones romanas. Pero haberse remontado tan alto en los apuntes históricos que estamos dejando sobre estos toques nos pareció excesivamente pretencioso. Puede que por ello suenen tan antiguo –que parecen cargados de siglos- los tambores y las cornetas de Madrugada.
Un recuerdo imborrable de Cádiz. Pasé cuatro días –de Domingo a Miércoles- de Semana Santa a mediados de los sesenta -con siete u ocho años, y una afición ya desbordante, sin hartazgo- y me quedó grabada la estampa de una banda ataviada de bomberos con el sonido que traían: distinto a las cornetas y tambores que había oído en otras ciudades cercanas –lo mismo, el mismo estilo pero como más evolucionado; más bonito para el niño de entonces- y que ha dejado en mí una huella indeleble a través de los años. Luego he sabido qué estilo practicaban. Probablemente fuera –como después al poco intuí- mi primer encuentro con el genio de Escámez, que tantos momentos indescriptibles me ha hecho pasar en mi vida cofradiera.
También tengo recuerdos –más difusos y menos especiales- de la Banda de la Policía Armada de Cádiz. Por último, y como si lo estuviera viendo ahora por la plaza de San Antonio, el paso de una charanga de la U.S. Navy durante la Cabalgata de Carnaval –Fiestas Típicas de la época: que ya por entonces le cambiaban el nombre a las cosas por motivos de la más baja estofa política, como ahora los ceporros manipuladores que hemos dejado que nos mangoneen-. Me gustó mucho. Aquello sonaba a película de la Segunda Guerra Mundial. Probablemente interpretarían algo de Sousa o similar. Muy, muy bonito lo de aquellos marineros vestidos de Popeye. Pero no eran cornetas y tambores. ¡Oh! Era una banda de metal y percusión –brass band-; en español: charanga, con su forma específica de interpretar. Está claro, claro ¿verdad? Y eso que el ritmo, marcial si que era. Tan bonito, tan extranjero, tan atrayente, tan contaminador. De gaitas hablamos, si les parece a Vds. otro día.