Mensajepor clavesol » 14 Ene 2007, 21:46
No me había dado cuenta hasta ahora que todavía no había participado en este tema, jeje. Por ahora parece que es la Hermandad de la Sed la única que está dando signos de interés por reconocer a Gámez en el centenario de su nacimiento, en este caso más que interés: mucho interés. El programa de actos está a la altura de las circunstancias y espero que lleguen a buen puerto. Por Córdoba el movimiento es escaso, por no decir nulo. Aunque hoy en el ABC de Córdoba ha salido publicado el siguiente artículo que os adjunto para mayor curiosidad.
Una saeta para la historia (POR LUIS MIRANDA)
CÓRDOBA. Pocas de las tantas saetas que cantó a lo largo de su vida María «La Talegona» tuvieron tanta trascendencia. Era un Miércoles Santo de finales de la década de 1940. Mientras ella cantaba al Cristo de la Misericordia en la calle Lineros, el director de la banda del Regimiento Lepanto número 2 tomaba notas de lo que oía con la idea de plasmarlo en una marcha.
Aquel músico inquieto y en plena madurez se llamaba Pedro Gámez Laserna y estaba gestando «Saeta cordobesa», una de las obras maestras del género y un emblema para la Semana Santa en la ciudad. En 2007 se cumplen cien años del nacimiento en Jódar (Jaén) de un compositor que se puede considerar cordobés por haber vivido 34 años en la ciudad en que conoció a su esposa y nacieron sus tres hijos.
Llegó con 16 años para tocar el trombón en la banda del Regimiento de Lepanto y para formarse como músico después de haber demostrado grandes cualidades. Soñaba con ocupar el puesto de Mariano Gómez Camarero, director de la banda municipal, pero cuando se presentó a la oposición no ganó la plaza. Su trayectoria daría un giro entre 1944 y 1946, cuando ingresó en el ejército como músico. Poco después llegaría a ser director de la banda del regimiento de Lepanto y ahí se empezó a fraguar su labor compositiva. De aquella época son dos marchas emblemáticas: «Saeta cordobesa» y «Salve Regina Martyrum», dedicadas a los titulares de la cofradía de la Buena Muerte, a la que pertenecía el capitán Diego Serrano, que les pidió que las compusiera.
El presidente de la Agrupación de Cofradías, Francisco Alcalde, admitió que no se ha ideado ningún acto para recordarle, pero insistió en que «se apoyará cualquier idea». El hermano mayor de la Buena Muerte, Carlos Urbano, se mostró partidario de promover que se le dedique una calle, aunque reconoció que apenas se han dado pasos hacia este fin.
Mateo Olaya, experto en música procesional, no duda en colocarlo «en el Olimpo, junto con Farfán, Beigbeder y los Font». A su juicio, «le dio carácter a la marcha procesional» y realizó composiciones «densas, de alto nivel técnico, con mucho contenido y un gran uso del contrapunto».
El gran reconocimiento fue en Sevilla, donde llegó en 1957 como director de la banda Soria 9. En aquella ciudad compuso más de una decena de marchas, entre las que está la más recordada: «Pasa la Virgen Macarena». Su hijo Leandro Gámez cuenta cómo su padre la concibió recordando todos los instantes de la procesión, en la que participaba con su banda. «Estaba la salida apoteósica, después la parte seria de la calle Feria...».
Mateo Olaya llama la atención sobre varias de sus marchas. Por un lado están «Saeta cordobesa» y «El Cachorro-Saeta sevillana», «que es como su segunda parte». Junto a ellas, «Pasa la Virgen Macarena» y después «Salve Regina Martyrum».
Se jubiló en 1967 se estableció en Sevilla, donde murió en 1987. Leandro Gámez relata emocionado el momento en que sacaban de la iglesia el ataúd con su cuerpo. Entonces la banda Soria 9 interpretó «Pasa la Virgen Macarena», con lo que se cumplía lo que su padre había pedido días antes. Sus hijos lamentan que Córdoba apenas recuerde a Pedro Gámez Laserna. «No hay ni un poste con su nombre, mientras en Sevilla le dedicaron un pasaje entre Cuna y Sierpes», dice Leandro Gámez, que da a la razón a su padre cuando decía que eran ciudades muy distintas.