¿Qué os parece esta marcha de Gloria de este compositor? Este año ha sido grabada por la Puebla del Río en su disco "A la Sevilla Cofrade". Para mí de las marchas de nueva grabacion de ese disco es de las pocas que se salvan, junto con Madre de Montesión Coronada, es más, esta marcha para mí es muy buena, apropiada y descriptiva. En este enlace de la web del autor encontramos el siguiente artículo:
http://www.franciscopastor.es/archivos/ ... orazon.htm
SAGRADO CORAZÓN
Unas ideas sobre la nueva Marcha Procesional
Alguna vez he escrito que uno nunca sabe muy bien qué extraña fuerza impulsa a un músico a enfrentarse al terrible vacío del papel pautado, con la intención de crear una obra musical. Y si, además, se hace para escribir una marcha procesional, entonces debe merecer la pena considerar, por un momento, los elementos que han convertido aquélla fuerza, aquél impulso, en la necesaria motivación.
Y es que escribir una marcha procesional, al menos a mí, me causa un gran respeto, y me explicaré: los artistas, los creadores, estamos hechos de una pasta especial, sin duda. Cada uno de nosotros experimentamos un placer o una preocupación distinta ante la sola idea del hecho creativo. Hace poco leí en la prensa local que un conocido pintor expresó la siguiente idea “Me emociona más un lienzo en blanco que terminado”. En cambio yo he de decir que me parece terrible el vacío impenetrable de un pentagrama en blanco, que debo rellenar con algo más que con notas: que debo rellenar con sentimientos.
Y con esto hemos llegado a la idea crucial del argumento que les exponía al principio. Verán Vdes: cuando un compositor se entrega a elaborar un Concierto para piano y orquesta –por ejemplo- debe resolver cuestiones técnicas tan importantes como el desarrollo de la “forma sonata” en el primer movimiento o alcanzar cotas de virtuosismo para el instrumento solista que sean, al mismo tiempo, útiles para la belleza del conjunto y, por supuesto, ocuparse de que el equilibrio entre el piano solista y la orquesta esté bien compensado, de forma que ésta no tape a aquél. Y por si fuera poco, hablamos de una obra musical que debe tener una duración de entre 20 minutos y media hora, como mínimo, con una riqueza temática notable y exigible.
Nada de esto ocurre en una marcha procesional. De inicio, su duración no debería superar los 5 minutos (el tiempo de un chicotá larga) y su estructura musical (la marcha procesional pertenece a lo que llamamos “pequeña forma” en contraposición a la “gran forma” de la Sinfonía o del concierto) es sencilla y bien conocida: Introducción, primer tema, desarrollo, fuerte de bajos, reexposición del primer tema y trío (primero en piano y después en forte) y, ocasionalmente, un final o coda.
La diferencia en la marcha procesional que hace, a mi entender, que su composición sea más comprometida, está en el hecho de que en ella tenemos que concentrar, reflejar y transmitir SENTIMIENTOS, pero no cualquier sentimiento, ni siquiera un sentimiento del propio compositor. Debemos transmitir un sentimiento de devoción a una sagrada imagen que preexiste a la composición de la marcha y que trascenderá a ella. Se trata, además, de un sentimiento que pertenece a una variada multitud de personas, cada una con su propia manera de vivir ese sentimiento, pero todas viviendo la misma idea. Y ésta es una carga que los compositores no sufrimos cuando trabajamos en otro tipo de música y que, en cambio, no podemos (o no deberíamos) eludir cuando preparamos una marcha procesional.
Por supuesto, que pueden existir compositores que no se sientan impresionados por este sentimiento. ¡Allá ellos!. A mí, en cambio, me produce siempre un gran respeto y procuro que mis marchas procesionales sean –en la mayor medida posible- portadoras de la belleza sentimental de la advocación a la que pretenden servir. Porque de eso se trata, de componer música al servicio de una idea religiosa. Como dice mi buen amigo Juan José García Delgado, respetar la gravedad de la creencia y acrecentar, siquiera sea por un instante, la belleza del sentimiento íntimo, de la oración furtiva y de la lágrima incontenible ante la sola presencia del Dios que todo lo puede y que todo nos lo entrega.
En Junio del año 2002 recibí la llamada de Juan José García que me invitaba a presenciar con él la procesión del Sagrado Corazón de Jesús por las calles de su barrio de Nervión. Debo reconocer que viví momentos de una belleza extemporánea, como sacada de otros tiempos. Incluso el aire meloso de la noche que transita entre la primavera rezagada y el impaciente verano de Sevilla me trajeron aromas de barrio con señorío y de gente cabal. No sé si las flores estaban aún en los árboles y en los jardines o si se habían retirado ya para no tener que competir con la sublime belleza de una procesión solemne e intemporal que detuvo, para mí, el espíritu en el tiempo y el tiempo en la belleza.
Y por si fuera poco, un repertorio musical elegido con la sabiduría y la precisión del mejor alquimista envolvía mis para entonces ya maltrechos sentidos, maltrechos por la saturación de belleza, del cariño de mis amigos y de la verdad cofrade –de la buena- que me supieron transmitir las extraordinarias personas de vuestra Hermandad: Javier Escudero, Juan José García, Emilio..... Y tras el paseo triunfal del Sagrado Corazón de Jesús por una Gran Plaza rebosando aires de verbena y a los sones de Esperanza Trinitaria de D. Antonio Pantión, me retiré a descansar sin saber muy bien si me encontraba en Sevilla o en la antesala del Cielo.
No me cabe ninguna duda de que la marcha procesional SAGRADO CORAZÓN empezó a nacer en aquella misma tarde-noche de Junio, aquélla en la que mi amigo Juan José García, no de manera fortuita sino con la alevosía del que sabe lo que quiere conseguir, me invitó a contemplar el desfile procesional de su Hermandad de gloria. Luego comprendí que Juan José García lo que hizo fue impresionar todo lo posible mi inspiración de músico con argumentos indelebles para lograr lo que tenía pensado y lo que en efecto hizo: encomendarme la composición de esta nueva marcha procesional.
¿Cómo es la marcha procesional SAGRADO CORAZÓN?. Cuando me dispuse a iniciar la composición, tras documentarme todo lo que pude acerca de la historia, carácter y estilo de la Hermandad, me asaltó una pregunta: ¿qué música podría describir la solemnidad y la majestuosidad del Sagrado Corazón de Jesús sobre su imponente paso procesional?. La respuesta no se hizo esperar mucho, pues estando absorto en la misma pregunta se me vino a la mente, como si me lo estuvieran dictando, un fragmento musical con el que me pareció estar viendo nuevamente el tránsito procesional de la imagen. De inmediato me volqué sobre el papel pautado y plasmé en él, con toda su instrumentación completa, los 17 primeros compases que vdes. podrán escuchar al inicio de la partitura. Se trata de un pasaje brillante, con una rítmica cadencia que sugiere un movimiento decidido, como un inicio de un camino que nos ilusiona y que tal vez sea el camino que habéis elegido los hermanos del Sagrado Corazón para seguir siempre la senda que Él os ha indicado. Sin duda es el reflejo en mi partitura de la expresión “Yo soy el camino”.
Tras esta introducción se expone el primer tema, que en realidad es el tema principal que domina toda la obra. Se trata de 13 compases de una profunda dulzura disimulada tras una notación musical de aparente alegría. Es una música que quiere ir directa al corazón de los oyentes, para reflejar ese diálogo de los creyentes cuando le dirigen a Jesús la más sublime manifestación de su devoción universal con las palabras: Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Y para reflejar la universalidad de esta devoción aparece, como enlace entre este primer tema y su brillante desarrollo, un compás que contiene una imparable llamada de las trompetas, símbolo de la llamada de Jesús hacía su Sagrado Corazón, sostenida por una progresión descendente del bajo, como indicando que esa llamada desciende hasta nosotros desde lo más alto. Este compás aparece en otros dos momentos de la partitura, a modo de leit motiv, y es un elemento dinámico que introduce y proyecta con decisión cada cambio tonal o intencional de la música.
En el desarrollo, el primer tema se expone con brillantez, elevado a una octava superior, encomendado a las maderas y las trompetas. Bajo él, los saxofones realizan un contrapunto que aporta alegría y, por qué no, un toque de sevillanía con adornos y floreos, expresando el carácter glorioso que emana de la imagen de Cristo y de la propia Hermandad.
El siguiente tema que se expone, el fuerte de bajos, está diseñado en forma de diálogo entre los metales y las maderas. Trombones y bajos lanzan un tema rítmico, poderoso y alegre, que es contestado por clarinetes y saxofones con una frase musical cargada de donaire y desenvoltura que, además, está sostenida por los trombones con unos intencionados acordes sincopados en una sugerente imitación del ambiente de la verbena que antaño se celebraba en la Gran Plaza con motivo de la festividad del Sagrado Corazón de Jesús y que culminaba en su brillante procesión.
Nuevamente el leit motiv nos conduce a la reexposición del tema principal. Tras él una interesante imitación en 5 compases del tema de la introducción nos conduce a un cambio a modo mayor que sirve también de presentación del trío.
En esta Mariana ciudad de Sevilla, me llamó la atención el hecho de que la del Sagrado Corazón de Jesús sea la única Hermandad de Gloria que tiene por imagen titular un Cristo en lugar de una Virgen. Esta singularidad quise que también quedara reflejada en la marcha procesional y elegí para ello el trío. En esta marcha el trío es novedoso e innovador respecto a lo que habitualmente se suele hacer. Normalmente los tríos son simétricos y reiterados, es decir: primero se expone el tema del trío en matiz “piano” y luego se repite en su íntegra duración pero en matiz “forte”, por eso digo que son simétricos (las dos exposiciones tienen el mismo tamaño y duración) y reiterados (porque la segunda es una repetición de la primera, si bien se suele enriquecer con un contracanto a cargo de los saxofones o de las trompetas).
Pues bien, como aportación novedosa, el trío de la marcha Sagrado Corazón es asimétrico y desarrollado, conformando un gran legato. Me explicaré mejor: la primera parte del trío se expone a lo largo de 16 compases, en los que se desarrolla un tema de gran lirismo y dulzura a cargo de los clarinetes y saxofones, que es contestado por unas breves intervenciones de la flauta en unos emotivos adornos y que conduce hacia un crescendo que finalmente impulsan las trompetas de manera casi abrupta. Este crescendo nos lleva hasta la segunda parte del trío donde, a lo largo de 22 compases, se desarrolla el tema anterior con la aparición de nuevos temas e interesantes armonías y sobre un contracanto a cargo de los saxofones y bombardinos que, a su vez, se basan en las breves frases expuestas por la flauta en la primera parte y las desarrollan con el empleo de sugerentes cromatismos, dando lugar a un episodio de marcado romanticismo que quiere reflejar la percepción de extemporaneidad (el ambiente lleno de duende y embrujo de algún tiempo ya pasado) que experimenté en el desfile procesional de Junio del 2002 y al que me referí en un párrafo anterior.
Nuevamente aparece el leit motiv que, además, sirve aquí de transición de nuevo al modo menor inicial y que nos conduce a una breve cita del tema principal, pero esta vez a cargo de los trombones y bajos como una última y precipitada enunciación de la jaculatoria “Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío”, justo antes de que dos vigorosos y tajantes acordes desemboquen en una brillante escala ascendente que conduce a una luminosa modulación a la tonalidad mayor, para concluir la obra con tres acordes brillantes y gloriosos.
En resumen, algo menos de 5 minutos de música sincera y apasionada que quiero dedicar a la Hermandad del Sagrado Corazón de Jesús, en prueba de agradecimiento a Juan José García Delgado y a Javier Escudero por haber sabido hacerme descubrir una devoción al Sagrado Corazón de Jesús que siempre estuvo latente en mi vida, aunque hasta ahora no la había reconocido, y que espero conservar ya para siempre. Por ello, Juan José y Javier, os quedaré eternamente agradecido.
¡Que os guste la marcha procesional Sagrado Corazón y que disfrutéis de ella muchos años!.
Francisco Pastor Bueno
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