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El regreso sinfónico de De la Vega
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El regreso sinfónico de De la Vega
Sábado, 13-06-09
POR R. AGUILAR / L. MIRANDA
CÓRDOBA. José de la Vega se ha quejado en ocasiones de que la ciudad en la que nació en 1929 ha sido poco generosa con él. Se marchó de ella cuando era muy joven, cuando apenas tenía 19 años. Se marchó por la música, la que ha sido y es su pasión. Ahora ha llegado el momento de saldar cuentas, de cerrar la herida del olvido, y lo va a hacer -lo está haciendo- con una partitura en la mano.
La infancia de José de la Vega son recuerdos de un patio de Santiago, donde está bautizado. Hijo de un ebanista que murió cuando él tenía sólo nueve años, dejó los estudios de Bachillerato por el Conservatorio, dirigido entonces por Joaquín Reyes Cabrera y que pronto se fijó en el talento de De la Vega. «Él, en cierta medida, me animó a irme a Madrid, y allí me fui a terminar mis estudios musicales», recuerda.
La batuta de la imaginación
El músico, que hizo su vida en la capital de España y de allí no ha vuelto sino ocasionalmente, se ha forjado con mucho esfuerzo una brillante carrera, ahora más reconocida por sus composiciones para distintas cofradías de Córdoba y Sevilla. De la Vega, que ahora añora a su tierra, nota a nota desde su retiro en un residencia madrileño, fue miembro fundador de la Orquesta de Radio Televisión Española y, en sus últimos años en activo, tuvo un puesto como asesor musical de Radio Nacional Clásica.
Pero ha llegado el momento de volver, aunque sea con la imaginación y con la batuta. De volver con la música. «A mi tierra. Un recorrido nostálgico». Con esta frase describe José de la Vega el poema sinfónico «Córdoba», en el que ha plasmado sus recuerdos y su forma de entender la ciudad en la que nació. La propia introducción, titulada «En la Ribera» marca ya la intención de la obra, ya que él nació en la antigua calle del Viento (hoy Ronquillo Briceño), justo entre la calle Santiago y el río Guadalquivir.
Alfonso Muñoz, miembro de la Asociación Cultural Amigos de las Posadillas, que custodia desde hace pocas semanas el archivo musical de José de la Vega, describe esta obra, compuesta para gran orquesta, aunque en ciertos momentos requiere de la participación de otros elementos.
Sus características son tan variadas como el propio recorrido del compositor por la ciudad. Así, «Fiesta lejana» evoca una verbena remota en el Campo de la Verdad y requiere la participación de una guitarra y una solista contralto. «El Mihrab» describe este espacio de la antigua Mezquita basándose en la música de Ziryab.
En su poema sinfónico tienen cabida también el Patio de los Naranjos, la Catedral cristiana, la Judería, la calleja de las Flores y la plaza de Las Tendillas. Alfonso Muñoz explica que en la parte dedicada a la céntrica plaza el compositor opta por una música muy descriptiva, en la que relata la convivencia entre ricos y pobres que él conoció allí.
Para «Campanas de Santa Marina», el músico ha optado por introducir compases de un pasodoble, en homenaje al barrio torero por excelencia. En este género cosechó un gran éxito con «Fiesta taurina», que se interpreta en plazas de toda España.
La obra, de casi media hora de duración, termina en la plaza de Capuchinos, con un movimiento para el recinto en sí, otro para el Cristo de los Faroles y los dos últimos para dos imágenes marianas que reciben culto en los templos: la Reina de los Ángeles y la Virgen de los Dolores.
En ambos casos aprovecha fragmentos de las marchas que les compuso en 2007, y que fueron las primeras que realizó para su ciudad natal. La idea de la Asociación Cultural Amigos de las Posadillas y del compositor es que lo estrene la Orquesta de Córdoba y que sea una obra que pueda enriquecer el patrimonio cultural de la ciudad. El propio director de la Orquesta, Manuel Hernández Silva, tiene una copia de la partitura con la que De la Vega tributa a la tierra de su infancia.