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Crónica del concierto organizado por la Cofradía de la Misericordia en Cabra

Mateo Olaya Marín

6 de Marzo de 2005


Sobrevolaban aires historicistas en las inmediaciones de la puerta de la Subbética, Cabra. Y es que las figuras aletargadas de "Gámez", "Beigbeder", "Braña" o "Dorado" parecían tomar protagonismo en una realidad cofrade que no los entiende hoy en día, que busca en la música el efecto inmediato y desdeña hurgar en el fondo de aquellas magnas obras musicales.

La Cofradía de la Misericordia organizaba un Concierto Extraordinario de Marchas Procesionales, con la participación de la joven Banda de Música de "María Santísima del Desconsuelo" de Jerez de la Frontera, dirigida por el Maestro Domingo Díaz Rodríguez. Extraordinario concierto para extraordinario repertorio. Esta formación musical se enfrentaba a la acometida seguida de un enjundioso conjunto de marchas muy exigentes, de alta calidad y difícil ejecución, poniendo a prueba todos los grupos instrumentales de la banda.

El comienzo poderoso, con las portentosas llamadas de timbales que introducían el poema sinfónico de "Pasión de Cristo". Gustó mucho esta marcha entre los asistentes, pues sondeando, luego más tarde, se comprobaba que era quizás esta pieza la que recibió el mayor beneplácito popular. Acto seguido tenía lugar la interpretación de dos marchas de Pedro Braña, especialmente homenajeado por cumplirse ese mismo día el décimo aniversario de su muerte. "Coronación de la Macarena" puso la nota triunfal y alegre, mientras que "Angustia" contrastaba por su melodía seria, pero dibujando una atmósfera solemne y sublime. Una marcha, "Angustia", que salía de la partitura para demostrar una de las veintinueve marchas más que compuso Braña, además de "Coronación de la Macarena".

Posteriormente tomó el relevo la figura oculta de Germán Álvarez Beigbeder, importantísimo compositor de la música andaluza y española. Sonaron, quizás, sus dos marchas más conocidas, sin perder de vista el de por sí irreconocible nombre de Don Germán. "Al pie de la Cruz" presentaba un comienzo misterioso, cargado de cariz fúnebre y decisivo. La banda realizó una interpretación formidable, la misma con la que presentó la espectacular "Cristo de la Expiración".

"Mater Mea" aparecía nuevamente para desplegar su belleza exuberante. La melodía de la pieza se iba desgajando poco a poco, de forma suave y siempre marcada por esas llamadas imperiales de los metales. Se hizo con da capo, lo que permitía doblegar el goce de la música de Ricardo Dorado.

"Salve Regina Martyrum", de Pedro Gámez Laserna, acudía al concierto tras presenciar en los últimos meses un pequeño repunte en su interpretación. Una marcha de lo más infrecuente, de lo más desconocido de su autor, que no se encuentra grabada y que, gracias al esfuerzo de algunas bandas, va tomando cuerpo en algunos conciertos y procesiones de Andalucía.

Terminaba el concierto con dos composiciones del director de la banda, Domingo Díaz Rodríguez. "Bendito Pañuelo" imprimía un aire más alegre al proporcionado por las joyas musicales anteriores, mientras que "Ntra. Sra. de la Misericordia (Misericordia, tu Dulce Nombre)" suponía el broche de oro a este magnífico concierto. Se trataba del estreno de esta marcha, compuesta también para coro con letra de Juan Manuel Valverde Bellido, cantada ésta por la Coral "Aula de Música" de Fuente de Cantos (Badajoz)

Sin duda se escuchó un concierto atípico, "atípico" por desgracia para algunos como el que suscribe. El público se vio ante unas marchas inéditas en su memoria, pero participó de forma respetuosa, asimilando las nuevas notas que emergían y añadiendo a su bagaje auditivo una serie de composiciones que ayudarán a forjar una cada vez más contrastada y representativa opinión sobre la música procesional.

Mateo Olaya Marín
Cabra (Córdoba)

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