Grandes Compositores

José Martínez Peralto (1898-1974)

Patrimonio Musical

26 de Diciembre de 2005


A la hora de abordar el siguiente trabajo nos hemos topado con el omnipresente problema de la total falta de documentación.
Peralto no es una gran personalidad en el mundo de la música, pero sí tiene una considerable importancia en el mundo de la música de Semana Santa, lo que con toda seguridad ha contribuido al poco interés sobre su figura.


Ante esa falta de documentación impresa (excepto algunas reseñas en el libro de Manuel Carmona), no quedaba más remedio que partir de dos bases: sus propias obras y las personas que llegaran a conocerle. Sin embargo es este otro preocupante escollo, ya que la mayor parte de su obra es poco conocida además de casi inaccesible, y por otra parte, el maestro no dejó descendencia.
Desconocemos, entre otras muchas cosas, quién instrumentó la mayor parte de sus marchas, lo cual contribuiría en gran medida a un conocimiento más profundo de su música.


Esperamos con este pequeño trabajo dar a conocer un poco más a este singular compositor.


José Martínez Peralto (Sevilla, 18/8/1898-28/2/1974) vivía con dos hermanas suyas -solteros los tres- en la calle Murillo (collación de la Magdalena). Era vecino de Francisco Camero, el hermano de la Hiniesta que encargó La Estrella Sublime a Manuel López Farfán, y por ello estuvo vinculado desde su juventud a dicha hermandad del Domingo de Ramos, en la que ocupó diversos cargos en la junta de gobierno.

Inició sus estudios musicales con Miguel Mata y participó como violinista en la orquesta de cámara que fundó Manuel de Falla (1).
Fundó un famoso cuarteto de cuerda (el "Cuarteto Peralto"), que actuaba en las sesiones de cine mudo de la Sala Lloréns y reuniones de la alta sociedad (2) y posteriormente en otro tipo de actos, como los cultos de diversas hermandades.
Se cuenta también la simpática anécdota de que el rey Alfonso XIII le regaló un puro con vitola real por una de sus actuaciones en el Real Alcázar (3).


En palabras de su amigo Miguel Román Pérez, Peralto fue un gran hombre, humilde y serio, pero muy buena persona. Aunque hacía vida de hermandad y se dejaba ver en los ambientes cofrades, era un hombre de su casa, su trabajo en la ONCE y su música, por lo que no fue todo lo reconocido que debió de ser.


Aficionado a los toros, solía ir gratuitamente gracias a que un primo suyo, que tenía en la calle González Cuadrado una imprenta que editaba los carteles de los festejos, le regalaba los abonos.


Fruto de esta afición surgió su conocido pasodoble Serva la bari, que solía interpretarse durante el paseíllo en la Maestranza.

Conoció a Miguel Román durante sus visitas matutinas a la Magdalena, donde ambos paraban ante el Sagrario y la Virgen del Amparo antes de partir a sus respectivos trabajos.


Entablaron una grata amistad. De hecho Román solía ir a su casa para escuchar al piano las obras que estaba componiendo. Por ello le encargó una marcha para su Virgen del Subterráneo ya que no tenía ninguna dedicada (no había constancia en aquellos años -ni la hay hoy a ciencia cierta- de la supuesta marcha de Carlos Mantilla Subterráneo de 1950).


Así nació Virgen del Subterráneo, la cual instrumentó el por entonces director de la Banda Municipal de Sevilla, Pedro Braña. Éste confesó al propio Román cuando fue a recoger la partitura a su casa que era una muy buena marcha.


El elenco de sus marchas era relativamente pequeño hasta hace poco tiempo, pues se han ido esclareciendo datos y sacando a la luz composiciones desconocidas.


Todas ellas se caracterizan por una acentuada personalidad, aunque no están exentas de un notable clasicismo. Por su singularidad merecen un destacado lugar en la historia de la marcha procesional.


-Esperanza Trianera (1940). Dedicada a María Santísima de la Esperanza de Triana, se estrenó el 7 de Noviembre de 1940 tras la Reina de todos los Santos de la parroquia de Omnium Sanctorum.
Lamentablemente dejó de interpretarse hace mucho tiempo en la hermandad trianera, aunque en los últimos años ha sido grabada y tocada en alguna ocasión.


-Cristo de la Buena Muerte (1943). Dedicada al crucificado de su hermandad, es la primera de las que compuso para cada uno de sus titulares.
Hace años se interpretaba regularmente, lo cual está bien comprobado, ya que tenemos constancia de que la tocaron bandas como la Oliva o Soria 9, y además, han aparecido sus partituras en bandas como la Municipal de Sevilla, Santa Ana de Dos Hermanas o Julián Cerdán de Sanlúcar de Barrameda. Sin embargo, cayó en el olvido y en las últimas décadas sólo se ha interpretado esporádicamente en algún concierto.


-Hiniesta (1945). Dedicada a la Hiniesta dolorosa, tiene un marcado carácter andaluz que la hace inconfundible. Es su marcha más popular y reconocida, tanto que ha sido grabada en varias ocasiones y es posible escucharla alguna vez en la calle.
Se interpreta siempre cuando el Cristo de la Buena Muerte, antes de salir de San Julián, hace un saludo al paso de palio. Es un momento clásico del Domingo de Ramos y muy emotivo para todos los hermanos de la corporación.




Programa de "El Correo de Andalucía" de 1945, en el que viene reflejado el estreno de "Hiniesta" por parte de la Oliva de Salteras.


-Virgen del Subterráneo (1953). Dedicada a la dolorosa de la hermandad de la Sagrada Cena por mediación de Miguel Román Pérez, hermano de la Cena y amigo de Peralto.
La instrumentó Pedro Braña, director de la Banda Municipal de Sevilla, por 3.000 pesetas y la estrenó él mismo ese año en el teatro Lope de Vega.
Era una marcha que encajaba perfectamente con el estilo del palio de la María Santísima del Subterráneo, en palabras de Román, pero probablemente y sin causa justificada dejó de interpretarse a principios de los años 70 del pasado siglo, hasta que en la Cuaresma de 2005 la recuperó la Banda Municipal en un concierto homenaje a Luis Lerate y José Martínez Peralto en la Iglesia de Santa Ana.
Cuenta anecdóticamente Román que cuando Joaquín de la Orden -director de la banda de la Oliva- le veía acercarse durante la procesión a ver el palio con amigos, mandaba ejecutar la bella composición.



Portada de la partitura de "Virgen del Subterráneo" que se conserva en la Banda Municipal de Sevilla.

-Madre de la Oliva (1953).
Nace esta marcha como fruto de las buenas relaciones que mantenía Peralto con la Oliva de Salteras. Así, además de la evidente dedicatoria a la patrona de Salteras, está también dedicada a Joaquín de la Orden -director de la banda- y a los músicos de Salteras.
Poco a poco han ido apareciendo sus partituras y esperemos que muy pronto pueda volver a tocarse.


-Madre de Dios (1954) Es una marcha trágica, y, sin lugar a dudas, la que más refleja el dolor del rostro de Madre de Dios de la Palma, titular de la Hermandad del Cristo de Burgos, a quien está dedicada.
La estrenó la Oliva de Salteras, que durante varios años acompañó a la Virgen, aunque según cuenta Antonio González, músico saltereño ya retirado, no se tocaba mucho porque había una parte que resultaba muy complicada de interpretar.
Con el paso de los años se perdió la pista de la partitura, hasta que en el año 2003 fue localizada en el archivo particular de Enrique García Muñoz.
Gracias a la labor desinteresada de José Antonio López Camacho, director de la Banda de Música Julián Cerdán de Sanlúcar de Barrameda -banda que durante esos años acompañaba a la dolorosa- que la arregló e instrumentó, fue reestrenada el 7 de Abril de 2003 en un memorable concierto en la Iglesia de San Pedro, causando una gratísima impresión entre todos los presentes. El Miércoles Santo de ese año se interpretó en la Campana y la entrada del palio.
Posteriormente, la propia hermandad encargó otra nueva instrumentación a Francisco Javier Alonso Delgado, que es la que interpreta actualmente la Banda de Tejera (4).


-Virgen del Amparo (1956). Marcha con cornetas y tambores, muy apropiada para procesiones de gloria, dedicada a la Virgen del Amparo de la Magdalena, de la que Peralto era devoto.
Siempre se interpreta tras dicha imagen nada más salir de la iglesia cada mes de Noviembre.



Portada de la marcha "Virgen del Amparo".

-Purificación (1958). Dedicada a la hermandad de la Candelaria, fue encargada por su hermano Eduardo Martín Paredes.
Consta en las actas de la corporación, con fecha 26 de Febrero de dicho año, que la partitura fue entregada a Manuel Borrego, director de la Banda de Educación y Descanso -la que acompañaba por entonces a la Virgen de la Candelaria-.
Sin embargo, Borrego murió el 2 de ese mismo mes de Febrero, por lo que debe haber cierto baile de fechas (5).
Poco más se sabe de la marcha, pues actualmente se encuentra en el más absoluto de los olvidos y no se interpreta ni en la calle ni en conciertos.

-Nuestra Señora de la Hiniesta (1960). Tercera y última marcha dedicada a su hermandad, en esta ocasión a la Hiniesta gloriosa. La compuso para la coronación canónica de dicha imagen, que estaba prevista para el año 1961, aunque por diversos avatares quedó aplazada hasta 1974.
Es una marcha de carácter serio, aunque de gran solemnidad.
Afortunadamente, es posible escucharla alguna vez en la calle, especialmente en las procesiones de ida y vuelta al Ayuntamiento para presidir el altar del Corpus Christi, ya que la Hiniesta gloriosa es patrona del consistorio hispalense.


-Virgen de la Soledad (1960). Dedicada a la Soledad de Olivares, es una marcha muy airosa y de acentuado carácter andaluz.
Tras un tiempo olvidada (aunque algunos músicos antiguos de la Banda de Nuestra Señora de las Nieves, de Olivares, la recuerdan), la recuperó la Banda Municipal de Sevilla en un concierto que tuvo lugar en la Iglesia de los Terceros el 13 de Octubre de 2005 en la Iglesia de los Terceros.



Portada de la marcha "Virgen de la Soledad".


Tenemos constancia de otras marchas, como La escalera, dedicada a la Hermandad de la Quinta Angustia, o una dedicada a la hermandad de Montserrat, cuyo título no hemos podido averiguar, pero de momento no podemos ofrecer más datos sobre las mismas.

Hay que destacar que Peralto nunca cobró por sus marchas: las componía desinteresadamente, lo que le hace aún más honorable.
Además, todas se ellas se solían tocar en la calle, según nos comenta Miguel Román.

Aparte de las mencionadas marchas procesionales, compuso diversas piezas: himnos, bailables, canciones como Pinocho, que fue muy popular en los años 60 del pasado siglo (6), y pasodobles, entre los que se encuentran el antes citado Serva la bari o El Cerro del Águila.

Como confesó reiteradamente Román Pérez, las hermandades debieran preocuparse de que Peralto tenga una calle en Sevilla.
Esperemos que así sea.

José Manuel Castroviejo López


* Agradecimiento especial a D. Miguel Román Pérez, Antonio González y a la Banda de la Oliva por su colaboración.

 

Notas:

(1) CARMONA RODRÍGUEZ, Manuel: Un siglo de música procesional en Sevilla y Andalucía (2ª ed.) pg. 197. Sevilla, 2000.
(2) Ibidem.
(3) Ibidem.
(4) No obstante, últimamente han aparecido algunos papeles sueltos con la instrumentación original que esperamos puedan servir para hacer una reconstrucción más cercana a la idea primigenia.

(5) PALOMO GARCÍA, Martín Carlos: Semblanza histórica de la hermandad de la Candelaria. Pg. 97. Sevilla, 1996.
(6) CARMONA RODRÍGUEZ, Manuel, op.cit.

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