Investigación

La música procesional en la hermandad de Las Penas

José María Pinilla Gómez

18 de Octubre de 2015




La Banda del Maestro Tejera Interpretando "Jesús de las Penas" a la salida del Señor
(Fotografía: Juan Alberto García Acevedo para artesacro.org)


Introducción

Desde hace siglos, las hermandades y cofradías de Sevilla se esmeran en dignificar sus cultos internos y externos, conjugando la mayor solemnidad en honor a los Titulares y la eminente labor catequética que practican. Junto al esplendor que suponen alrededor de las Sagradas Imágenes bordados, orfebrería, flores y cera hay un elemento que cierra este círculo necesario e imprescindible. Hablamos de la música (1), que, tal vez por su inmaterialidad o por el escaso conocimiento generalizado sobre ella, suele ser el aspecto más descuidado. Por suerte hay en nuestra ciudad excepciones a esta cuestión, y en el tema musical Las Penas ha demostrado ser siempre una de las hermandades más celosas. En la actualidad, lejos de olvidar este legado lo sigue cuidando con esmero.

Nos ceñiremos en el presente artículo a las obras de naturaleza procesional que integran su rico patrimonio musical, aunque dejamos abierta la puerta a estudios más concretos sobre las composiciones para los cultos internos. Entre ellas brillan con luz propia las Coplas a Nuestro Padre Jesús de las Penas (2), debidas a Antonio Pantión Pérez sobre versos de Manuel Gómez Álvarez-Franco de 1923 y estrenadas en dicho año (3). El propio Pantión dedicó también "dos misas sobre texto castellano al Nazareno de San Vicente" (4).

La música de capilla, alivio a las Penas del Señor

Los datos que hemos encontrado de la época fundacional de la corporación nos llevan a pensar exclusivamente en un acompañamiento de banda de música -tal y como explicamos en el siguiente apartado-, y a poner en duda la participación además de capilla musical. La presencia de ésta y de niños cantores (5) ante el paso del Señor está constatada al menos desde 1935 (6). De esos primeros años tras la reorganización encontramos una cita periodística de gran interés; se trata de la edición del Domingo de Ramos (no había publicación los lunes) de 1940 del diario Falange Española, donde se indicaba que la capilla y niños cantores que acompañarían al Caído de San Vicente al día siguiente estrenarían "unas coplas de Enrique Millán". Al no haber constancia física de las partituras ni otras referencias a las mismas y ser Enrique Gómez Millán -su nombre completo- únicamente letrista y no músico, inferimos que se debe tratar, por error o desinformación del cronista, de la recuperación de otras coplas preexistentes, como las compuestas para tiples y capilla al Cristo de la Expiración de la vecina hermandad del Museo en 1931 por Vicente Gómez-Zarzuela Pérez con letra del citado Gómez Millán (7). En principio, por tanto, no nos aventuramos a confirmar que se trate realmente de una nueva pieza dedicada a Las Penas.


Desde 1955, ante la creciente dificultad de encontrar niños cantores, el acompañamiento del Señor queda reducido a la capilla musical (8), con prácticamente la misma configuración instrumental de viento madera que conocemos a día de hoy. Para oboe, fagot y clarinete cuenta la hermandad con dos obras tituladas A Jesús de las Penas (saetas nº1 y nº2) debidas a Antonio Pantión en 1948 (9), que, a la luz de la información disponible, situamos como las piezas de esta naturaleza más antiguas escritas para la corporación. Del propio autor nos constan inspiradas igualmente en los Titulares Christus Vincit (10) en 1955 -que ha resultado ser la misma composición que la denominada en algunas copias Mater Dolorosa- y Via Crucis en 1963. Más cercanos a nuestros días son Tríos de viento nº1 y nº2 (Fernando Caro Gil, 1979) (11), Cuatro piezas procesionales compuestas para cuarteto de instrumentos de viento que dedícanse a Nuestro Padre Jesús de las Penas (Paulina Ferrer Garrofé, 1993), Penas y Dolores (José Albero Francés, 1996), Jesús Caído y Bajo el Peso de la Cruz (José Manuel Delgado Rodríguez, 1997), Penas de San Vicente (Alberto Álvarez Calero, 1998), Mater Dolorosa y Virgen de los Dolores (Francisco Javier Alonso Barba, 2006) y Penas en San Vicente (Antonio Paniagua Pueyo, 2007). Otras fuentes (12) citan una pieza de capilla más de Antonio Pantión denominada Silencio, pero carecemos de datos que nos avalen la dedicatoria (13).

El acompañamiento musical a María Santísima de los Dolores

El infatigable trabajo de Juan Carrero Rodríguez (14) nos revela detalles acerca de las primeras estaciones de penitencia de la hermandad, aún sin jornada fija (Domingo de Ramos en 1878, 1879 y 1882, Lunes Santo en 1880 y Martes Santo en 1881). En la relación de partidas de la mayordomía de aquellos años encontramos el concepto "música" por los siguientes importes: 120 reales en 1878, 280 en 1880, 240 en 1881 y 280 en 1882. Llegamos a la conclusión de que estas sumas -salvo tal vez la del primer año- deben corresponder a una banda de plantilla completa y no a ésta más la capilla musical. Esto es así por simple comparación con el libro de cuentas de otra hermandad en la misma época: la Sagrada Lanzada pagó a la banda El Patrocinio -surgida entonces en la corporación trianera- 400 reales en 1878, 360 en 1879, 440 en 1880 y 320 en 1881 (15). Lamentablemente desconocemos qué formación habría acompañado al cortejo de San Vicente esos primeros años de actividad nazarena.

Una vez renacida la hermandad en la década de los veinte del pasado siglo y afianzada la salida procesional el Lunes Santo, sabemos que tras unos primeros años sin música en el cortejo (16) (1924-1927), el 2 de abril de 1928 figura junto al palio la banda militar de Infantería, la histórica Soria nº 9 que por entonces dirigía el célebre Manuel López Farfán (17). Únicamente está confirmada este año, pero es previsible que continuara dos más, ya que está probada una banda tras la Virgen hasta 1930 inclusive (18).

Los convulsos primeros tiempos de la II República no garantizaban la seguridad de las estaciones de penitencia, razón por la que la mayoría de hermandades suspendió sus salidas (19) y sus actos se limitaron al ámbito de los templos y a la participación en el turno de vela al Santísimo en el Monumento levantado en la S.I. Catedral. Por el contrario, sí hubo procesiones en la Semana Santa de 1935 y 1936, en nuestro caso con la banda de música del Maestro Tejera (20) que años atrás salía con el Museo. En su repertorio para el palio destacamos la presencia de creaciones del maestro López Farfán, y entre ellas La Semana Mayor (1935), curiosamente una marcha que dicha formación musical ha recuperado -aunque no en la cruceta del Lunes Santo- hace un par de años.

Tras una testimonial presencia de la banda saltereña de El Carmen a finales de los años treinta, desde 1940 se hace fija en el cortejo la Municipal de Sevilla (21). Cuestiones políticas derivadas de la contienda fratricida habían provocado la destitución del brillante director José del Castillo Díaz, quien fue sustituido provisionalmente por Manuel Higuera López (estando él al frente llega la banda a la hermandad y tiene el privilegio de estrenar Jesús de las Penas). A finales de 1944 toma la batuta de manera definitiva Pedro Braña Martínez (22) , quien permanecería hasta su jubilación en 1972. En esos años el repertorio interpretado presentaba escasa variedad, era acorde a la seriedad de la cofradía (23) y se componía por las obras de la familia Font, Virgen del Valle (1897), las adaptaciones de Jone (1858) y de la Marcha Fúnebre de Chopin (1837), Jesús de las Penas (1943) y por aportaciones del director como Angustia (1945), ¡A Ti Suspiramos! (1948) o Nuestra Señora del Rosario de Montesión (1954). La Municipal, ya al mando de José Albero Francés, continuará acompañando a María Santísima de los Dolores hasta 1980. Durante este periodo el listado se engrosa con las obras del maestro alicantino como Misericordia, Señor (1972) o Resurrección (1974) además de con alguna valiosa recuperación como Hiniesta (José Martínez Peralto, 1945), María Santísima del Dulce Nombre (Luis Lerate Santaella, 1955) o Saeta Sevillana (Pedro Gámez Laserna, 1967).


Salida de la Virgen de los Dolores
(Fotografía: José Antonio Valderrama para el blog "Las Penas")


Desde el año siguiente hasta hoy -superadas las tres décadas (24)- disfrutamos, en la que es su segunda etapa en Las Penas, de la excelencia musical de la banda del Maestro Tejera bajo la dirección de José Manuel Tristán Becerra, quien en 2007 reemplazó a su padre, el añorado Pepín Tristán Martín. El repertorio actual del Lunes Santo, sin perder su indudable sabor clásico y solemne, ha ganado en variedad en estos últimos tiempos, con protagonismo de muchas de las obras dedicadas que seguidamente referimos y dando cabida a composiciones modernas afines al espíritu de la cofradía como La Madrugá (Abel Moreno Gómez, 1987).

Jesús de las Penas, la sencillez de lo sublime (25)

La marcha procesional más antigua del patrimonio de la hermandad es a la vez la más conocida y probablemente la mejor valorada a nivel musical. Cualquier sevillano -ni siquiera haría falta que se considerase cofrade- reconoce en su introducción (26) una de las melodías más indisolublemente unidas a la Semana Santa de siempre. Francisco Pizarro Gómez, profesor del Conservatorio Profesional de Música Cristóbal de Morales de Sevilla y exdirector de la banda El Carmen de Salteras, al acceder amablemente a analizarnos Jesús de las Penas para el presente trabajo, destaca en ella su sencillez y pulcritud: "No se puede expresar más con menos. Con dos elementos, (introducción y tema) en una estructura ternaria (Introducción - Tema -  Introducción), utilizando una sola tonalidad, Do en modo menor y mayor, sin entrar en una armonización complicada, con una figuración rítmica fácil de tocar (que no interpretar) y con una instrumentación simple... consigue elevar lo sencillo a una atmósfera sublime." Resalta en la marcha su instrumentación, pues Pantión "se decanta por una sensación tímbrica protagonizada por la sección de viento madera para transmitir su música, donde incluye, por su elasticidad sonora, a la trompa, el bombardino y al fiscorno, capaz de fundirse (o confundirse) con los saxos y clarinetes. El resto de instrumentos es utilizado para "colorear" esta sensación tímbrica de manera sutil."

El maestro Pantión obsequió a su hermandad con esta marcha fúnebre cuya música se destinó inicialmente, según se ha afirmado de forma tradicional, a acompañar a una noticia de carácter luctuoso en el noticiero oficial No-Do que se proyectaba en las salas cinematográficas (27). Respecto al momento de su estreno hay divergencia en las fuentes consultadas (28), aunque disponemos del testimonio periodístico de una de sus primeras interpretaciones, hallado en las inesperadas páginas del diario barcelonés La Vanguardia. Su ejemplar del 27 de marzo de 1945 indica textualmente al referirse a lo más destacado del Lunes Santo sevillano  que "la cofradía de Nuestro Padre Jesús de las Penas y de Nuestra Señora de los Dolores salió de la iglesia de San Vicente [...] Acompañaba la Banda Municipal, que interpretó la marcha lenta denominada "Jesús de las Penas", compuesta por un músico sevillano". Las fechas escritas en el guion nos llevan a pensar que se dedicó formalmente a la corporación en 1949, a pesar de que como hemos visto se interpreta en la cofradía desde antes. La costumbre de que sus sones escolten la salida del Señor data de algunos años más tarde, de 1959, y fue una propuesta del cofrade Francisco Carrero Rodríguez (30).



La composición gustó sobremanera y se convirtió en breve tiempo en clásica al nivel de Virgen del Valle, Soleá, dame la mano, Amarguras o La Estrella Sublime. Por ello fue de las primeras marchas procesionales en aparecer en los incipientes discos del género. En concreto la encontramos en uno de pizarra de 1945 -hoy de complicada localización- a cargo de la banda de la Primera Legión de Tropas de Aviación de Madrid, dirigida por Modesto Rebollo Pata (31). A nivel local lo hizo en Antología de la Semana Santa de Sevilla II de 1959 así como en otras grabaciones fonográficas de 1965 y 1967, todas ellas debidas a la Municipal de Sevilla bajo la batuta del maestro Braña (32). Era una composición fija en los conciertos y procesiones en que actuaba esta formación, y del mismo modo resultó elegida con frecuencia para sonar en el pregón de la Semana Santa (33).



Jesús de las Penas fue publicada por la editorial Música Moderna -compartiendo edición con la marcha granadina Cristo de los Toreros (José Faus Rodríguez, 1954)- a finales de los sesenta (34), aunque para ello sufriera una alteración en su instrumentación a cargo de José Olmedo Vinajeras (35), que resumidamente consistió en simplificar algunas voces y perfeccionar ligaduras y matices. Para abundar en detalles sugerimos consultar el completo estudio de Francisco Javier Gutiérrez Juan (36). La versión original, una vez pasada a limpio en 2008 por los responsables de la Municipal de Sevilla, tanto el citado Gutiérrez Juan como el subdirector José Salazar Rodríguez, es la que actualmente interpreta la banda del Maestro Tejera.

La obra ha conocido versiones para distintas plantillas musicales. En el seno de la hermandad se usaba en los cultos internos, ya que el propio Pantión realizó particellas para instrumentos no procesionales como el violín (1º y 2º) y el contrabajo. Por su lado, Antón García Abril adaptó la obra para orquesta a fin de ser interpretada por la London Philarmonic Orchestra para la película Semana Santa de 1992 y otro tanto hizo Luis Ignacio Marín García para la grabación que de la misma recogió la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla en su disco de 1995.

Concluimos el apartado de esta emblemática obra abordando dos cuestiones. La primera es su título, pues si bien en todos los papeles aparece el que conocemos, el propio Pantión a veces la nombró Nuestro Padre Jesús de las Penas (37), mientras que en alguno de los primeros discos que la recogen se simplifica su título a Penas, forma que entendemos que era la usada por los músicos debido a su sencillez. Lo último que indicamos sobre ella es que ha llegado a exceder el ámbito de la Semana Santa, pues nos consta su interpretación en el sepelio del cardenal José María Bueno Monreal en 1988 (38) y en el de los recordados Alberto Jiménez-Becerril Barrio y Ascensión García Ortiz diez años más tarde (39).

El maestro Braña y la hermandad

Todo el periodo que el director asturiano comandó la banda Municipal estuvo esta formación acompañando cada Lunes Santo a María Santísima de los Dolores. Por tan prolongada vinculación (40) y por identificarse a la perfección el espíritu de la cofradía con el concepto musical de Pedro Braña (41), el fértil compositor se hizo hermano (42) y se inspiró en sus Sagrados Titulares para regalar, según se afirma, hasta tres marchas procesionales. Procuraremos aclarar esta cuestión en las siguientes líneas, ya que hay bastante confusión al respecto.

A la fecha se encuentra localizada sin el menor margen a la duda una composición escrita por el músico nacido en Candás para Las Penas (43). Hablamos de Virgen Dolorosa, que parece estar datada en 1945 (nada más arribar el maestro Braña a Sevilla). No obstante, Juan Carrero cita una marcha titulada María Santísima de los Dolores, fechada también en 1945 (44), sin que figure una sola mención a Virgen Dolorosa. No parece lógico suponer que en un año un músico recién llegado y sin trayectoria en nuestras cofradías dedicase dos obras de naturaleza procesional a una corporación, por lo que deducimos que se trata de la misma marcha bajo otra nomenclatura diferente. Esta tesis nos la corrobora el investigador Manuel Ángel Cabrera Madueño, quien afirma que su abuelo disfrutó de la amistad de Braña y le contó que la composición de 1945 llevaba por nombre María Santísima de los Dolores y que luego se rebautizó como Virgen Dolorosa.

Esta marcha lenta (45) parece que fue habitual en el repertorio del palio hasta principios de los cincuenta. Su recuperación tuvo lugar en la Cuaresma de 2009 y felizmente sus dulcísimos acordes han vuelto a sonar en la calle estos últimos años tras la Imagen que la inspiró. La obra responde fielmente a la producción del maestro Braña, con un marcado carácter intimista y lírico, perfectamente asimilable a otras joyas musicales de su cuño como Nuestra Señora del Patrocinio (1953), Virgen de la Presentación (1961) o Nuestra Señora de Montserrat (1963) (46).


Particella de "Virgen Dorosa", de Pedro Braña

En palabras de José Manuel Tristán, director de la banda del Maestro Tejera, "es una marcha de belleza serena. El primer tema, cargado de tristeza y melancolía, justificando el autor el titulo y mostrando abiertamente el dolor de la Virgen, comienza en la tonalidad de Do menor y va tomando cuerpo gracias a la instrumentación, que va sumando instrumentos para llegar al segundo tema. Éste está escrito en la tonalidad de Mi bemol mayor y se presenta cargado de ternura y romanticismo, pero a la vez aporta un punto de esperanza. La melodía transmite gran expresividad y es el momento donde la marcha muestra el más puro estilo de Braña. Aparece entonces la reexposición del tema doloroso del principio, y a continuación le sigue una transición mediante una escala grave y ascendente que termina solapándose con otra para llegar al último tema, que empieza muy piano y en Do mayor. Es un tema muy suave que transmite mucha paz. Se inicia con una melodía con adornos de maderas que se repiten pero ahora con trompetas, llegando a la conclusión comenzada brillantemente con instrumentos de metal, pero volviendo súbitamente al piano de los instrumentos de madera y finalizando de manera elegante con el detalle de la maza en plato acabando con el sonido de las notas. Todo ha terminado."

Además de la obra citada, hay quien refiere la dedicatoria de una segunda marcha del maestro Braña para Las Penas, que se titularía genéricamente Marcha de cofradía nº 1 ó Marcha lenta regular de procesión nº 1 (47). Hemos verificado en el archivo de la banda sinfónica Municipal de Sevilla que su nombre original es Marcha de cofradía (pues el ordinal aparece añadido a lápiz en la carpeta y no está escrito en las particellas de la marcha, que carecen de título). En el papel de trompeta 1ª un músico apellidado Jordán anotó "Semana Santa 1967", aunque desconocemos si es la fecha de estreno o simplemente que aquel año iba en la carpeta de la banda (48). Esta composición fue reestrenada en marzo de 2010 por la Municipal en un concierto celebrado en el antiguo Archivo de Protocolos aledaño a la capilla de Montesión con ocasión del CDL aniversario fundacional de la corporación del Jueves Santo (49). Su belleza es manifiesta y con total seguridad está a la altura del selecto repertorio presente de la Dolorosa.


Particella de "Marcha de cofradía" de Pedro Braña

Más en el terreno de la incertidumbre hemos de situar una hipotética tercera marcha procesional que se llamaría Nuestra Señora de los Dolores. El citado testimonio del abuelo de Manuel Ángel Cabrera así lo indicaba, y además algunas fuentes que refrendan esta teoría afirman que los papeles estarían en el ingente archivo del músico Enrique García Muñoz, dato que ni podemos confirmar ni desmentir por su escasa accesibilidad. Dado que no tenemos evidencia material alguna que autentifique la cuestión, no nos atrevemos a dar por segura la existencia de esta última composición de Pedro Braña.

El brillante epílogo de la fructífera relación musical de Antonio Pantión y Las Penas

La segunda marcha procesional que D. Antonio escribió para sus Titulares fue bautizada como Tus Dolores son mis Penas (50) y data de 1970 (51). Es conocida la anécdota de que le fue encargada por una camarera de la Santísima Virgen (52), quien rogó al maestro Pantión una composición para Ella a la altura de la celebérrima escrita para el Señor casi tres décadas antes. La marcha se estrenó el 10 de abril de 1970 en el órgano de la Catedral y el 18 de mayo para banda de música a cargo de Soria nº 9 dirigida por Pedro Morales Muñoz (53). El Lunes Santo de 1971 (54), 5 de abril en el calendario, a la salida del paso de la Virgen "la banda Municipal de música interpretó por vez primera la marcha "Tus Dolores son mis Penas" del maestro Pantión" . La composición supone el broche a la aportación musical de Pantión para la que siempre consideró su cofradía (56), además de ser su última marcha de carácter lento y solemne (57) (dos años después de su magnífica Expirando en tu Rosario dedicada posteriormente para Córdoba), pues en esta etapa final el autor manifiesta en sus obras un marcado carácter procesional incluso recurriendo a la presencia en algún caso de cornetas. Los exponentes más representativos serían Nuestra Señora de Guadalupe (1968), Esperanza Trinitaria y Madre de Dios del Rosario de los costaleros (1971) o María Santísima de las Penas (1973).

La hermandad, como no podía ser de otra forma, tributó a Pantión diferentes homenajes, como el celebrado el 21 de marzo de 1966 en el que le entregó una placa que lo declaraba hermano de honor (58). Los detalles de D. Antonio con Las Penas fueron innumerables, y entre ellos podemos citar el estreno en primicia de sus obras musicales. Así sucedió con la mencionada Nuestra Señora de Guadalupe, que pudo escucharse por primera vez en un acto de la hermandad de reconocimiento a los pregoneros de la Semana Santa José Ignacio Artillo González (1967) y Juan Delgado Alba (1968) (59). Tras el fallecimiento de Pantión, Las Penas promovió la dedicatoria de una calle en recuerdo de tan distinguido músico. Fue concedida por el Ayuntamiento en febrero de 1975 (60) y se encuentra en la barriada Los Naranjos, entre las calles León XIII y Florencio Quintero. El postrero regalo del maestro a la hermandad fue su catálogo de composiciones, cuyas partituras manuscritas fueron entregadas por su hermana Rosario en 1981 y se guardan íntegramente en el Archivo Histórico. Otros reconocimientos a título póstumo fueron el descubrimiento de una placa en su memoria en la casa hermandad con ocasión del cincuentenario de Jesús de las Penas en 1993 o el concierto conmemorativo de los cien años de su nacimiento en 1998, que tuvo lugar en la entonces sede provisional de San Isidoro (61).



Tus Dolores son mis Penas fue elogiada desde su estreno (62) y por ello se grabó en el disco Nuevas Marchas de la Semana Santa de Sevilla por la banda de Soria nº 9 bajo la dirección del maestro Morales en 1971, circunstancia que se ha repetido en ocho ocasiones más hasta la fecha. Se ha convertido en una obra indispensable en los repertorios de corte fúnebre -e incluso tiene su lugar en algunos sin tal carácter- y en 2012 ha figurado en los listados de la Amargura, el Amor, el Cristo de Burgos, los Gitanos, la Soledad de San Buenaventura o el Sol (63), así como fuera de Sevilla en incontables cofradías (sirvan de muestra los Dolores de La Rinconada, el Santo Entierro de Dos Hermanas, la Sentencia, el Calvario o el Buen Suceso de Córdoba, la Cañita o la Amargura de Sanlúcar de Barrameda, la Soledad de Puerto Real y la Piedad o la Sanidad de Cádiz). La obra, escrita como habitualmente por el maestro Pantión al piano (64), conoce una atinada versión para órgano que fue grabada en la iglesia de Saint Antoine de París por el instrumentista Jesús Sampedro Márquez en un disco editado en 2007.

Cerramos este apartado reflejando que, tal y como contábamos de Jesús de las Penas, la marcha ha rebasado el escenario puramente cofrade. De este modo, fue la música que acompañó a S.S. Juan Pablo II durante la firma en el libro de honor del Ayuntamiento en su primera visita pastoral a Sevilla en 1982 (65).

Más composiciones surgidas de la Municipal de Sevilla

La hermandad celebró de forma solemne y brillante en 1975 su primera centuria de existencia, y para tan sonada efeméride quiso el maestro Albero, responsable entonces de la banda Municipal, realizar un obsequio en forma de marcha procesional. La obra recibió inicialmente el título de I Centenario (66) y fue estrenada formalmente en un concierto celebrado en San Vicente el día 27 de septiembre de dicho año (67). Igualmente tuvo su sitio en la procesión extraordinaria del 5 de octubre que realizó el paso del Señor (68) (por primera vez a hombros de hermanos costaleros) en la que se habrían de alternar en cuanto al acompañamiento musical la coral Santa María de la Victoria y la banda Municipal (69).

La composición se enmarca en la primera época creativa de José Albero cuando llega a Sevilla, y puede emparentarse con producciones coetáneas como Cristo de la Buena Muerte y Virgen de los Gitanos (1974), Cristo Yacente (1976) o Jesús del Gran Poder (1978). Fue grabada por la Municipal en 1980 en el disco Andalucía Libre -junto a otras marchas del mismo autor y a los himnos andaluz y nacional-, en este caso con el título ampliado a I Centenario de las Penas. En la obra puede apreciarse que el breve pasaje que sirve de enlace entre la primera repetición en fuerte del tema principal y la segunda está tomado de las Coplas a Nuestro Padre Jesús de las Penas ya comentadas al inicio del presente trabajo.



El 14 de febrero de 2009, dentro de un magnífico concierto de la banda del Maestro Tejera en San Vicente con marchas procesionales dedicadas a Las Penas (70), se dio a conocer la revisión que Albero ha efectuado recientemente a la obra que nos ocupa. En palabras de los presentes, que comparte quien esto les cuenta, su nuevo comienzo recuerda demasiado a Hermanos Costaleros (Abel Moreno, 1985) y pierde respecto a la versión primigenia. Como curiosidad, en la portada de la nueva edición, en la orla decorativa que rodea la imagen del Señor, aparece un nazareno de túnica blanca de capa cuya presencia ignoramos por completo a qué motivo obedece.

Una segunda obra surgida en los últimos años de la fecunda relación de la banda Municipal con la hermandad es la que Juan Velázquez Sánchez escribió en 2007 y que se titula Dolores de San Vicente. Este prolífico compositor permaneció cinco décadas en las filas de la formación y durante buena parte de ese periodo acompañó los Lunes Santos a María Santísima de los Dolores, circunstancia que hizo germinar en él un gran cariño por tan Sagrada Imagen. Además, nos cuenta el propio Velázquez que en sus años de preparación musical siendo niño acudía a clases particulares de piano (71) al domicilio del maestro Pantión, situado en la calle García Ramos, 11. Al acabar las sesiones, ambos solían departir sobre cofradías y D. Antonio interpretaba a la pianola (1972) sus marchas procesionales. Este vínculo sentimental hacia quien lo formó fue igualmente determinante en la realización de esta composición para la hermandad.

La obra fue escuchada por vez primera por parte de la junta de gobierno en un ensayo de la banda del Maestro Tejera en diciembre de 2007, y dejó una grata impresión en los oficiales presentes. La entrega protocolaria de las partituras tuvo lugar a la culminación del Quinario del año siguiente, y ese mismo Lunes Santo llegó a sonar tras la Dolorosa, concretamente en la esquina de Orfila a Javier Lasso de la Vega.


Entrega de las partituras de "Dolores de San Vicente", de Juan Velázquez
(Fotografía: José Antonio Valderrama para el blog "Las Penas")


La composición referida comparte denominación con la también titulada Dolores de San Vicente debida a Antonio Ignacio Gil Vargas en 1999. La obra fue compuesta cuando el autor -saxofonista de formación- ejercía la dirección en la banda Virgen de las Angustias de Sanlúcar la Mayor, cargo que ocupó hasta 2004. Apareció en el primer trabajo discográfico de la formación, que se editó en 2002 bajo el título Ángeles de Triana, compartiendo soporte con otras creaciones del autor y marchas recientes consagradas como Virgen del Refugio (Pedro Morales Muñoz, 1981) o Madre Hiniesta (Manuel Marvizón Carvallo, 1997), además de la que da nombre a la grabación (Ginés Sánchez Torres, 1998).

Se da la circunstancia de que el compositor, que ejerce en la actualidad de profesor de música en el I.E.S. San José de Coria del Río, ha escrito únicamente esta marcha procesional para la Semana Santa sevillana, pues el resto de sus creaciones han sido inspiradas por devociones de otras localidades. Finalizamos señalando la peculiaridad que tiene esta marcha de presentar un fuerte de bajos, algo inusual en las composiciones de corte fúnebre (73).

La aportación compositiva originada en la banda del Maestro Tejera

De las filas de la veterana y prestigiosa formación musical que lleva el nombre de Manuel Pérez Tejera han aflorado dos espléndidas marchas procesionales que honran a los Sagrados Titulares y que comentamos seguidamente.

La más antigua de las mismas se debe al profesor Pedro Vicedo Beneyto (74) y lleva por nombre Jesús Caído, resultando ser la segunda obra del género inspirada por el Señor tras la emblemática del maestro Pantión. Fue realizada en 2000 y se dedicó a Rafael "Rafi" Rodríguez Penche (75). Nos relata el autor que la composición no resultó tarea fácil por el alto nivel de los antecedentes musicales escritos para la hermandad, pero que lo movió el afán de rendir homenaje a la memoria de su cuñado. Una vez la marcha estuvo concluida se llevó a un ensayo de la banda del Maestro Tejera, cuyo director Pepín Tristán decidió estrenarla en un inminente concierto a celebrar en la parroquia de San Joaquín (76). A dicho acto acudió la junta de gobierno de Las Penas, que acogió la nueva composición de manera muy favorable. Del mismo parecer fue la dirección de Tejera, que determinó que apareciese en el disco titulado Clásico III que se publicó al año siguiente de gestarse la obra.

Se trata de una composición bitemática (77) de carácter fúnebre que presenta la estructura Introducción - Tema A en piano - Tema A en forte - Trío en piano en la tonalidad homónima mayor - Trío en mezzoforte - Reexposición del tema A en piano - Coda final. Además de su versión para banda, se dispone de una reducción para flauta, clarinete, órgano, violín 1º y 2º y contrabajo, a fin de poder ser interpretada en los cultos internos.

La obra empieza con una introducción de ocho compases cuya melodía está enclavada en el registro medio de los clarinetes, trompas y bombardinos, y también en el registro grave de todos los saxofones y tubas. Dicha melodía no lleva ningún acompañamiento, salvo un ritmo de marcha en el tercer y cuarto compás, interpretado por la caja, que finaliza con un golpe suave en el platillo.

En el séptimo compás comienza un acompañamiento en los trompas, trombones y tubas, con una estructura rítmica siempre idéntica. A continuación se inicia el primer tema melódico de la marcha de carácter triste o fúnebre, en matiz piano, y en el registro grave de los instrumentos que intervienen. Al finalizar este tema enlaza con una escala cromática ascendente que servirá como puente para repetirlo, ahora en matiz fuerte y en el registro medio y agudo de todos los instrumentos. A su vez, se le incorpora un contracanto (una segunda voz sobre el diseño de la melodía principal), interpretado por los saxofones y el bombardino primero. Una vez concluido este primer tema, la transición al segundo o trío está expuesta por la percusión.

Este segundo tema está construido en la tonalidad de Sol mayor y en forma coral (78), es decir, sin acompañamiento. El único pulso rítmico que lleva es el batir de marcha de la caja o tambor. Dicho tema está expuesto, la primera vez, en el registro grave de los instrumentos de madera (exceptuando a los flautas, oboes y requinto) y bombardino primero, en matiz piano. Hacia la mitad del mismo se hace un giro al modo menor y se le incorporan las flautas a octava, para volver de nuevo al modo mayor donde de nuevo se omiten las flautas, que reaparecen en la resolución final del trío para su conclusión.

Finalizado éste se vuelve a repetir el mismo, pero ahora ya intervienen todos los instrumentos agudos de la banda, en dinámica mezzo fuerte. Al terminar dicho trío se vuelve al inicio donde comienza el acompañamiento de los trompas, trombones y tubas, en el modo menor. Se interpreta todo el primer tema, en piano y sin contracanto, para concluir la marcha en una cadencia perfecta en modo menor.


Reducción para sexteto de "Jesús Caído", de Pedro Vicedo

En estos años se ha hecho fija en el camino de regreso del Lunes Santo, concretamente en la calle Cuna (79). Su interpretación supone, indudablemente, uno de los momentos más esperados de la cruceta musical del paso de palio.

La última marcha en sentido cronológico en integrarse en el patrimonio musical de la cofradía es Las Penas de San Vicente. Se debe al joven trombonista Ismael Jiménez Gómez y es su quinta composición procesional, con la que alcanzó la final del I Certamen Internacional Memorial Manuel Font de Anta de marchas procesionales, organizado por Sevilla TV y el Área de Fiestas Mayores del Ayuntamiento. Su estreno tuvo lugar en la gala del certamen, el 10 de marzo de 2008 en el Teatro Alameda coincidiendo con la recuperación de la versión original de Jesús de las Penas por la sinfónica Municipal de Sevilla.

El autor nos revela las circunstancias que lo llevaron a escribir tan soberbia obra. Fue a partir de entrar en la banda del Maestro Tejera en septiembre de 2006 cuando pudo conocer al año siguiente por primera vez la cofradía en la calle, con el valor sentimental añadido de ser San Vicente el barrio de nacimiento de su madre y la parroquia en la que recibió el Bautismo. Recuerda Ismael especialmente el privilegio que sintió al ocupar junto a la puerta el lugar al que el Señor dirigía su dulce mirada y lo indescriptible del momento de interpretarle Jesús de las Penas. Las emociones se multiplicaron a la salida del palio y se le hace ciertamente difícil explicar las sensaciones experimentadas ese día tras el manto de la Dolorosa. La palabra "perfección" es la que le viene a la mente al evocar el transcurrir de la hermandad en la calle.

El título de la composición obedece al siguiente razonamiento: "El recuerdo de aquella tarde y todos esos momentos vividos y sentidos me ayudaron a concebir unas líneas musicales que poder desarrollar hasta obtener en el mes de octubre "Las Penas de San Vicente", marcha lenta para banda sinfónica. No podía dedicársela al Señor de las Penas y a la Virgen no, ni viceversa. Tenía que ser para los dos Titulares y debía llevar el nombre de la hermandad."


Entrega de las partituras de "Las Penas de San Vicente", de Ismael Jiménez
(Fotografía: José Antonio Valderrama para el blog "Las Penas")


La obra comienza con una introducción llevada a cabo por los metales y en la tonalidad inicial de Do menor. Esta parte tiene una duración de dieciséis compases divididos en dos frases de ocho y se caracteriza por el comienzo in crescendo y el matiz forte. Sigue el primer tema, o tema A, cuya melodía fue lo primero que se escribió de toda la marcha. Se divide en una primera frase en piano de trece compases más uno de puente para su repetición en forte. Este tema, asimétricamente formal, contiene en su repetición un contrapunto muy melódico y rico en cromatismos realizado por trompas, bombardinos y saxos con el que se identifica claramente a la marcha en sí misma.Se pasa al tema central, tema B, con clara textura de melodía acompañada, llena de reguladores de expresión, gran emotividad y un total de dieciséis compases en semifrases de cuatro. Los últimos compases nos recordarán al puente con el que se repitió el tema A en forte y es precisamente la repetición del mismo con el característico contrapunto lo que enlazará este tema central con la reexposición de la introducción. Tras ésta, aunque sólo su segunda mitad, se produce la modulación de la tonalidad a su homónima (Do Mayor) llegando así al Trío o tema C. Formado por dieciséis compases y estructura simétrica (ocho más ocho), encontramos en él una melodía desnuda con simple acompañamiento al principio a la que se le irán uniendo motivos del contrapunto posterior de la repetición y una segunda voz, enriqueciendo la misma y preparándola para su elaborada repetición en forte. Por el contrario, la marcha va buscando en sus notas finales la suavidad con la que empezaba para, así, comenzar y acabar de manera similar.

Agradecimientos

El presente trabajo no habría sido posible sin, primeramente, la confianza de Enrique Henares Núñez y el resto del consejo de redacción del boletín de Las Penas así como la colaboración de la junta de gobierno en la persona del secretario Francisco Luis Polo Blanco. Para la documentación periodística ha resultado inestimable la ayuda de José Manuel Castroviejo López y de Javier Martínez Macarro, del equipo gestor de la web www.patrimoniomusical.com, así como la aportación gráfica de Francisco Santiago y Juan Alberto García Acevedo de www.artesacro.es. No olvidamos la información sobre el maestro Braña de Manuel Ángel Cabrera Madueño y las facilidades dadas en el seno de la banda Municipal por su director Francisco Javier Gutiérrez Juan y su archivero Cayetano Sánchez Aragón. Por último han sido esenciales los estudios técnicos de Francisco Pizarro Gómez y José Manuel Tristán Becerra así como la participación de los compositores Juan Velázquez Sánchez, Pedro Vicedo Beneyto e Ismael Jiménez Gómez para las aclaraciones sobre sus respectivas obras. Sirva este artículo de modesto homenaje a Juan Carrero Rodríguez, a la luz de cuyos libros mi generación cofrade fue aprendiendo y del que guardo, como verdadero tesoro, un ejemplar del Diccionario Cofrade de 1984 dedicado a quien entonces era un niño que apenas aprendía a querer a su ciudad y sus hermandades.
José María Pinilla Gómez
Hermano de la Hiniesta, Sagrada Lanzada y Gran Poder y diputado de banda del palio en las dos primeras
Sevilla, octubre de 2012

Publicado en el Boletín de la Hermandad de las Penas nº 139 (Adviento 2012) y nº 140 (Cuaresma 2013)

Notas

(1) El capítulo VI de la constitución Sacrosanctum Concilium emanada del Concilio Vaticano II incide sobre la importancia de la música sacra como parte necesaria e integral de la Liturgia solemne y su función expresando con mayor delicadeza la oración [...] o enriqueciendo con la mayor solemnidad los ritos sagrados.
 (2) Puede escucharse una grabación tomada de la Función Principal de 2011 en la dirección https://www.patrimoniomusical.com/descargas/musicasacra/coplasanuestropadrejesusdelaspenas.mp3
(3) Aunque la partitura aparece firmada en 1959, sabemos que se interpretaron discontinuamente desde 1923 hasta su recuperación en 1964 -después de muchos años no hacerlo-. Carrero Rodríguez, Juan: La hermandad de Las Penas. Sevilla 2000, págs. 70 y 194.
(4) Así se recoge de manera textual en la necrológica del compositor en ABC de Sevilla, 29 noviembre de 1974. Se estrenaron respectivamente a la culminación de los Quinarios de 1968 y 1969. Carrero Rodríguez, Juan: La hermandad... Sevilla 2000, págs. 228 y 234.
(5) Identificados en alguna crónica en prensa como "seises". ABC de Sevilla, 31 marzo de 1942.
(6) Juan Carrero en su obra monográfica sobre Las Penas dice que el primer año fue 1940, pero la fecha indicada es la referencia en prensa más antigua que hemos encontrado. La cita nos ha sido facilitada por el investigador José Manuel Castroviejo López.
(7) Esta información y la conclusión alcanzada nos han sido aportadas por el investigador Javier Martínez Macarro.
(8) No obstante, de manera excepcional en 1964 se volvió a contar con cantores, esta vez parece ser que adultos. Carrero Rodríguez, Juan: La hermandad... Sevilla 2000, pág.195.
(9) Carrero Rodríguez, Juan: Anales de las cofradías sevillanas, Sevilla 1991, pág. 141.
(10) En las partituras manuscritas del propio Pantión el título contiene una errata, pues indica "Vincis" y no "Vincit".
(11) Aunque en los Anales de Juan Carrero se indica que datan de 1983 y que su título es Al paso del Señor de las Penas, puestos en contacto con el autor por medio de una tercera persona nos da el nombre que hemos reflejado en el artículo. Por otro lado, leemos en la prensa acerca de una pieza de capilla de dicho autor de 1979 llamada Jesús de las Penas y dedicada al Señor. Pensamos que es la misma obra, pues hasta donde sabemos Caro no escribió más composiciones para Las Penas, por lo que nos quedamos con la fecha más antigua. ABC de Sevilla, 19 agosto de 1979.
(12) Así reza un artículo sobre la hermandad en la popular wikipedia. Se datarían en 1953.
(13) El título nos lleva a pensar en la histórica corporación radicada en San Antonio Abad, tesis reforzada por la vinculación de Pantión con la misma, pues ya en 1926 le escribió unas coplas. Web oficial de la hermandad del Silencio www.hermandaddeelsilencio.org. Igualmente fue quien pasó a limpio las Canciones a tres a Jesús Nazareno (Francisco de Paula Solís, siglo XVIII), los conocidos "pitos del Silencio". Otero Nieto, Ignacio: La música litúrgica y procesional de las hermandades, en la obra coral Sevilla Penitente. Sevilla 1995, tomo I, pág. 283.
(14) Carrero Rodríguez, Juan: La hermandad... Sevilla 2000, págs. 47 y ss.
(15) Además, ambas hermandades empleaban similar número de horas en la calle, pues la Sagrada Lanzada salía entonces del templo del Santo Ángel. Pinilla Gómez, José María: El acompañamiento musical de la Virgen del Buen Fin a través del tiempo en Boletín hermandad Sagrada Lanzada nº 60, febrero de 2010.
(16) Aunque curiosamente la cofradía inspiró entonces una singular composición musical de Joaquín Turina, quien salió de nazareno con su hijo en 1925. Véase el excelente artículo El compositor Joaquín Turina y su vinculación con la hermandad de Las Penas de Ana Ruibérriz de Torres Fernández en Boletín hermandad Las Penas nº 137, adviento de 2011.
(17) La idea de incorporar una banda de música "como en la época fundacional" partió del cofrade Rafael Espinar Cascales. Carrero Rodríguez, Juan: La hermandad... Sevilla 2000, pág. 164.
(18) Carrero Rodríguez, Juan: La hermandad... Sevilla 2000, pág. 82.
(19) En el caso de Las Penas el acuerdo de 1932 fue tomado en un cabildo con la exigua presencia de veintiún hermanos. Al año siguiente no fue necesario tal trámite ya que todas las hermandades lo decidieron conjuntamente. En 1934 un primer cabildo aprobó la salida pero otro posterior, por el escaso margen de veintiún votos contra diecinueve, resolvió quedarse en San Vicente. Recio, Juan Pedro: Las cofradías de Sevilla en la II República. Sevilla 2011, págs. 130, 221 y 257.
(20) La banda, desde sus orígenes a principios del siglo XX, ha sido conocida con diversos nombres en razón de su responsable o de la institución que los acogiera: banda de Serrano o de Tejera (1917-1926), de la Unión Obrera (1927-1931), de Tejera (1935-1937), de la Falange (1938-1944), de la Cruz Roja (1946-1954) y nuevamente de Tejera (desde 1955). Estos datos han sido cedidos amablemente por José Manuel Castroviejo.
(21) A título de curiosidad, el importe ascendió dicho primer año a 500 pesetas. Carrero Rodríguez, Juan: La hermandad... Sevilla 2000, pág. 105. Cuando la banda se desvincula de la hermandad el precio era de 60.000 pesetas. ABC de Sevilla, 7 abril de 1979.
(22) Realmente la plaza la había obtenido el músico barcarroteño Antonio Guzmán Ricis, quien falleció repentinamente a los cincuenta años el mismo día que debía haber tomado posesión del cargo.
(23) Véanse los testimonios periodísticos al describir el paso de la cofradía: "El desfile fue efectuado con edificante devoción" en ABC de Sevilla, 1 abril de 1947 o "Desfiló con un orden impecable, llamando poderosamente la atención su compostura" en ABC de Sevilla, 20 marzo de 1951.
(24) Valgan como referencia del extenso periodo de fidelidad de Tejera tras el palio algunos datos de 1981, su primer año: se estrena el puñal donado por la camarera Rosario Pantión Pérez; los capataces de la cofradía eran Salvador Dorado "el Penitente" y Salvador Perales, este último al frente de una cuadrilla de asalariados; el cortejo nazareno se limita a 430 hermanos y el camino de regreso incluía el paso por Francisco Bruna, Plaza de San Francisco y Tetuán. ABC de Sevilla, 12 abril de 1981.
(25) Hacemos nuestra la inspirada expresión del profesor Francisco Pizarro en el estudio técnico de la obra que le rogamos nos realizase.
(26) El maestro Pizarro aclara que técnicamente consiste en un obstinato al unísono en modo menor que, conforme avanza, separa los instrumentos graves de los agudos llevando a su máxima expresión esa "tensión calmada" que cala en el oyente.
(27) Una versión alternativa de la historia revela que no se hizo para el No-Do sino para un programa radiofónico de la emisora en la que colaboraba el compositor. Rincón Hernández, Francisco. Casi todo sobre la hermandad de Las Penas de San Vicente. Sevilla 2007, pág. 95.
(28) El investigador José Julio Gómez Trigo asevera que tuvo lugar el Lunes Santo 19 de abril de 1943. Gómez Trigo, José Julio: La Semana Santa de 1943, publicado en 2011 en www.lacruzdelacerrajeria.blogspot.com.es. Por su lado, Juan Carrero defiende que se dio a conocer en el Quinario de 1944. Carrero Rodríguez, Juan: La hermandad... Sevilla 2000, pág. 214.
(29) A modo de curiosidad se indica que ese día, además de las cuatro hermandades del Lunes Santo (Vera Cruz, Penas, Aguas y Museo), efectuó también su salida la de la Estrella por haber llovido el día anterior.
(30) Carrero Rodríguez, Juan: La hermandad... Sevilla 2000, pág. 170.
(31) Carrero Rodríguez, Juan: La hermandad... Sevilla 2000, pág. 119.
(32) La portada del tercero de estos discos es una hermosa imagen de María Santísima de los Dolores, lo que a nuestro entender demuestra la fuerte vinculación de la Municipal con la hermandad en aquellos años.
(33) Así sucedió en las ediciones de 1945, 1960, 1965, 1967, 1968, 1975 y 1986. Castroviejo López, José Manuel: La música en el pregón de la Semana Santa de Sevilla, publicado en 2008 en www.patrimoniomusical.com.
(34) El compositor Norberto Almandoz Mendizábal hace un extenso estudio de la obra y se felicita por su reciente publicación en ABC de Sevilla, 24 marzo de 1967.
(35) Otra nueva instrumentación fue realizada por Juan Vicente Mas Quiles, quien estuvo al frente de la banda de Soria nº 9 entre 1947 y 1956. Gutiérrez Juan, Francisco Javier: La forma marcha. Sevilla 2009, pág. 355.
(36) Gutiérrez Juan, Francisco Javier: op. cit., págs. 356 y ss.
(37) Así se refiere a ella en un artículo que firma en la popular revista Calvario, en su ejemplar de 1947.
(38) Carrero Rodríguez, Juan: La hermandad... Sevilla 2000, pág. 347.
(39) El Mundo (edición nacional), 1 febrero de 1998.
(40) En 1971, a la finalización de los cultos del Quinario al Señor, la hermandad celebró un almuerzo homenaje al maestro Braña por haber cumplido veinticinco años tras el palio. ABC de Sevilla, 14 enero de 1971.
(41) El propio Braña se expresaba en estos términos: "Un paso de la Semana Santa sale de la iglesia hecho música. No hay más que observarlo para advertir que en él convergen los más esenciales aditamentos de una obra musical perfecta: equilibrio, armonía, fondo armónico, glosa, contrapunto, ritmo, ornamentación. Y si a ese conjunto de armonía plástica le asociamos los sonidos físicamente auténticos, surgirá entonces una aleación pura, perfecta."
(42) Según se afirma en un reportaje periodístico sobre la figura del maestro Braña en ABC de Sevilla, 28 agosto de 1981.
(43) En el Archivo Histórico se hallan unas particellas manuscritas, en las que se reconoce la caligrafía del copista habitual del maestro Braña, y otras impresas debidas a José Albero Francés que presentan leves modificaciones sobre las primeras.
(44) Añade además que se estrenó el Lunes Santo de 1945. Carrero Rodríguez, Juan: La hermandad... Sevilla 2000, pág. 119.
(45) Así viene indicada en sus particellas.
(46) Curiosamente la marcha procesional de Braña más conocida es Coronación de la Macarena (1964), cuyo estilo no es precisamente representativo en el conjunto de su obra.
(47) Parece ser que el autor quiso que en la hermandad se le pusiera el título pero el oficial de junta que lo recibió no estuvo por la labor, cuestión por la que Braña la habría dejado sin dedicatoria expresa en su denominación.
(48) La caligrafía corresponde al propio Braña según la autorizada opinión de Cayetano Sánchez, archivero de la banda sinfónica Municipal de Sevilla. Añade que se asemeja a la letra de sus obras más tardías y no tanto a las primeras que compuso.
(49) Pueden escucharla de otro concierto al día siguiente en la iglesia del Sagrario en la dirección https://www.patrimoniomusical.com/concierto-101
(50) El guion original a piano manuscrito del autor altera levemente el título, pues indica Tus Dolores, son mis Penas (con coma).
(51) En su partitura manuscrita aparecen dos fechas: el 26 de marzo (guion) y el 5 de abril (instrumentación). La primera correspondía al Jueves Santo.
(52) Parece tratarse de Concepción Cascajares Redondo, quien reprendía cariñosamente al maestro Pantión por su tardanza en cumplir el encargo. Carmona Rodríguez, Manuel: Un siglo de música procesional en Sevilla y Andalucía. Sevilla 1993, pág. 54
(53) Carrero Rodríguez, Juan: La hermandad... Sevilla 2000, pág. 247.
(54) Meses atrás aparecía entre los estrenos destacados de la Semana Santa de aquel año. Boletín de las Cofradías de Sevilla nº 129, junio 1970.
(55) Se recalca que los nazarenos "hicieron una devota estación de penitencia". ABC de Sevilla, 6 abril de 1971.
(56) Como se sabe, el músico estuvo ligado a Las Penas desde la refundación. Formalmente ya en 1926 consta como archivero, y con posterioridad ejercería de consiliario (1966-1969 y 1969-1972). Carrero Rodríguez, Juan: La hermandad... Sevilla 2000, págs. 74, 215 y 235.
(57) Nótese en los guiones la diferencia en la denominación de la marcha con Jesús de las Penas, pues ésta es lenta y aquélla fúnebre.
(58) ABC de Sevilla, 16 marzo de 1966.
(59) Así se relata en la crónica del acto. Boletín de las Cofradías de Sevilla nº 105, junio de 1968.
(60) Boletín de las Cofradías de Sevilla nº 185, febrero de 1975.
(61) Sevilla Información en fecha no determinada de otoño de 1998. Recorte de prensa conservado por Juan Carrero y disponible en el Archivo Histórico de la hermandad.
(62) Una de sus primeras interpretaciones mereció este comentario: "Sus acordes tienen una gran personalidad, guardando el ritmo de la gracia de la ciudad y la solemnidad del barrio de San Vicente". ABC de Sevilla, 10 diciembre de 1970. 
(63) El mal tiempo frustró la salida de cofradías que también la llevaban como la Carretería. Otros casos que no hemos podido comprobar pero que resultan probables serían los Estudiantes, Santa Cruz, las Cigarreras, el Valle o Pasión.
(64) No en vano era catedrático de este instrumento.
(65) Carmona Rodríguez, Manuel: op. cit., pág. 54.
(66) Con este nombre aparece en la convocatoria de los cultos extraordinarios fechada en octubre de 1975 y en las primeras noticias de la obra que se indican en las notas 67 y 69.
(67) Boletín de las Cofradías de Sevilla nº 194, noviembre de 1975.
(68) Como los hermanos más veteranos recuerdan, se visitó la capilla de Jesús, el altar carmelita levantado por la hermandad de la Soledad en la plaza de San Lorenzo, el templo de Jesús del Gran Poder, el convento de Santa María la Real, el edificio que fuera convento del Carmen en la calle Baños, la capilla de las Mercedes de la Puerta Real y la de la hermandad del Museo.
(69) ABC de Sevilla, 3 septiembre de 1975.
(70) En el transcurso del mismo fue recuperada la citada Virgen Dolorosa del maestro Braña.
(71) Juan Velázquez tiene, con un inmejorable expediente académico, la carrera de clarinete (instrumento del que ocupaba plaza en la Municipal y en el que tuvo por maestro a Rafael Ruiz Amé) y completó sus estudios con la de piano.
(72) Afirma Velázquez que, aunque el maestro Pantión tenía en casa además tres pianos verticales, para interpretar sus composiciones prefería utilizar la pianola.
(73) Por ejemplo tienen fuerte de bajos Marcha Fúnebre "Quinta Angustia" (José Font Marimont, 1895) o Madre de Dios de la Palma (Francisco Javier Alonso Delgado, 2001).
(74) Catedrático de percusión del Conservatorio Superior de Música de Sevilla. Aun no siendo miembro de plantilla de la banda del Maestro Tejera es persona muy cercana a la misma e incluso su hijo pertenece a ella.
(75) Fervoroso hermano de Las Penas y cuñado del compositor, fallecido el 30 de julio de 1996.
(76) Su estreno, según nos detalla Pedro Vicedo, ocurrió el 8 de marzo de 2000.
(77) Es decir, basada en dos melodías.
(78) Composición vocal armonizada a cuatro voces, de ritmo lento y solemne, ajustada a un texto de carácter religioso. Composición instrumental análoga a este canto.
(79) En 2010, debido a la alteración del camino de vuelta por el mal tiempo, sonó en Tetuán.

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