Investigación
La Esperanza de Triana: la gran marcha de Manuel López Farfán cumple un siglo
José Manuel Castroviejo López
27 de Marzo de 2025
Y como en años anteriores, esta hermandad [de las Siete Palabras]
ha contratado la Banda de cornetas de Caballería y la de música de Soria,
que tan dignamente dirige el reputado maestro don Manuel López Farfán,
estrenando varias composiciones nuevas, que llamarán la atención (1).
Tras el éxito arrollador de Pasan los campanilleros en 1924, el año de 1925 supone el culmen de Manuel López Farfán en el género procesional con tres novedosas marchas: El Dulce Nombre, La Estrella Sublime y La Esperanza de Triana, todas ellas con singulares características.
No era la primera vez que la Banda de música del Regimiento de Soria n.º 9 acompañaba al paso de palio de la Esperanza de Triana, ya que al menos desde 1913 lo hizo en diversas ocasiones. Por ejemplo, en 1917 estrenó una marcha fúnebre de título desconocido, obra del músico del Teatro del Duque Rafael Carretero Carretero. De estos años debe datar también la de Damas Monsalves titulada, al igual que la que tratamos, La Esperanza de Triana. La composición de López Farfán es, por tanto, la tercera marcha procesional en honor de la Virgen de la Esperanza.

Portada del manuscrito original de "La Esperanza de Triana",
conservado en la Banda Municipal de Sevilla
La Esperanza de Triana comparte varias características con los otros dos estrenos de Farfán para 1925: cornetas, tambores y violín con La Estrella Sublime y un fragmento para voces con El Dulce Nombre.
Se trata de una marcha descriptiva que refleja el tránsito de la cofradía la mañana del Viernes Santo por la Cárcel del Pópulo -uno de los momentos más típicos de la Semana Santa principios del siglo XX-, al igual que hizo pocos años antes Manuel Font de Anta con Soleá, dame la mano.
La introducción representa la llegada de la cofradía a la cárcel. Inmediatamente aparece una saeta ejecutada por un violín solista (o clarinete en su defecto) mientras en segundo plano resuena la Marcha Real de la banda de cornetas que acompaña al paso de Cristo. En el trío o parte final nos encontramos con un fragmento coral a boca cerrada (se evoca así el murmullo del gentío que se dispersa y acompaña a la cofradía), finalizando la marcha de manera triunfal con el acompañamiento de las cornetas y tambores.

Detalle de la partitura original de "La Esperanza de Triana"
con los primeros compases de la saeta para violín
A diferencia de La Estrella Sublime, en la que cornetas y tambores son protagonistas de la primera sección, pero no intervienen en la segunda, en La Esperanza de Triana están más integrados y forman más unidad con el resto de la plantilla.

Indicación para la parte coral a boca cerrada
en la partitura original de "La Esperanza de Triana"
No debemos considerar que el uso del violín -inhabitual en la plantilla de una banda de música- fuera una ocurrencia irrealizable, pues tenemos diversos testimonios que lo constatan. Uno de ellos pertenece al gran Joaquín Turina, el cual rememora años después: "Recordamos haber escuchado una [marcha procesional], hace años, que imitaba el canto popular de los campanilleros: los músicos de la banda tocaban las campanillas. También recordamos otra, en la que aparecía un solo de violín" (2).
Lo corrobora asimismo Francisco Camero, el hermano de la Hiniesta promotor de La Estrella Sublime, quien pagó de su propio bolsillo los violines para el Domingo de Ramos de 1925 (3). Además, existe una fotografía de Soria 9 tras el paso de palio de la Hiniesta en 1929 por la calle Pasaje Mallol: en ella se observa cómo uno de los músicos porta la funda de un violín a su espalda.

El paso de palio de la Virgen de la Esperanza en 1925
Archivo de Rafael Vega
La Banda del Regimiento de Soria volvió a acompañar a la Virgen de la Esperanza en 1926, año en que estrenó otra nueva composición (titulada La Virgen en sus Lágrimas, para la dolorosa de la Exaltación) aunque ya no volverá a ser contratada hasta la década de 1940.
Una banda que tocó con asiduidad en los años siguientes fue la del Maestro Tejera. Esta popular formación difundió muchas de las marchas de López Farfán, por lo que podemos asegurar la permanencia y popularidad de La Esperanza de Triana durante los siguientes lustros.
Por su parte, la Banda de música de Ingenieros, dirigida por Manuel Borrego Hernández -que había sido músico de Soria 9 con Farfán-, fue contratada en 1939 y 1940, e incluyó La Esperanza de Triana en su repertorio, como vemos en la siguiente nota de prensa de los diarios ABC y La Unión:
La brillante Banda de música del segundo batallón de Zapadores Minadores de la guarnición de Sevilla
-admirable agrupación musical organizada por el activo Capitán del cuerpo, señor Portillo,
y para la cual tantas facilidades ofreciera el Coronel de Ingenieros, señor Sánchez Lahulé, iniciador de ella-
ha comenzado los ensayos de las marchas lentas que ejecutará en la Semana Santa próxima,
acompañando a las cofradías sevillanas en su estación a la Santa Iglesia Catedral [...]
Tiene en ensayos, entre otras marchas, la famosa "Marcha fúnebre" de Chopin; "La muerte de Ase", de Grieg;
"Mater Lacrimosa", dedicada a la Virgen de la Soledad de San Buenaventura, del maestro Borrego,
director de la citada Banda de Ingenieros; "El Sexto Dolor", del mismo autor; "La Esperanza de Triana",
de López Farfán, como también de este mismo profesor que fue del Regimiento de Soria,
titulada "Pasan los campanilleros"; "Amarguras" y "Soleá, dame la mano", de Font de Anta.
Tiene ya contratados todos los días de la Semana Santa. El Domingo de Ramos,
acompañará a la Estrella, de Triana; Martes Santo, Jesús ante Anás; Miércoles, la del Buen Fin,
de San Antonio de Padua; Jueves Santo, Montesión; Viernes de madrugada, la Esperanza de Triana
y Viernes por la tarde, la Soledad, de San Buenaventura (4).
-admirable agrupación musical organizada por el activo Capitán del cuerpo, señor Portillo,
y para la cual tantas facilidades ofreciera el Coronel de Ingenieros, señor Sánchez Lahulé, iniciador de ella-
ha comenzado los ensayos de las marchas lentas que ejecutará en la Semana Santa próxima,
acompañando a las cofradías sevillanas en su estación a la Santa Iglesia Catedral [...]
Tiene en ensayos, entre otras marchas, la famosa "Marcha fúnebre" de Chopin; "La muerte de Ase", de Grieg;
"Mater Lacrimosa", dedicada a la Virgen de la Soledad de San Buenaventura, del maestro Borrego,
director de la citada Banda de Ingenieros; "El Sexto Dolor", del mismo autor; "La Esperanza de Triana",
de López Farfán, como también de este mismo profesor que fue del Regimiento de Soria,
titulada "Pasan los campanilleros"; "Amarguras" y "Soleá, dame la mano", de Font de Anta.
Tiene ya contratados todos los días de la Semana Santa. El Domingo de Ramos,
acompañará a la Estrella, de Triana; Martes Santo, Jesús ante Anás; Miércoles, la del Buen Fin,
de San Antonio de Padua; Jueves Santo, Montesión; Viernes de madrugada, la Esperanza de Triana
y Viernes por la tarde, la Soledad, de San Buenaventura (4).
Sin embargo, tras la Semana Santa de 1940 la marcha dejó de interpretarse por razones desconocidas, pero podemos aportar múltiples causas: la prohibición de Pasan los campanilleros y La Estrella Sublime a lo largo de los años 40, el fallecimiento del autor en 1944, la dificultad técnica que entraña la obra y la falta de partituras para las bandas contratadas en lo sucesivo. A partir de entonces surgió una nueva marcha que se convirtió en la composición identificativa de la cofradía, tomando el testigo de la farfaniana. Nos referimos a Esperanza Trianera, de José Martínez Peralto, interpretadísima durante décadas.
Así pues, la marcha cae en el olvido más absoluto hasta que el diletante Manuel Carmona Rodríguez escribe en 1988 el libro Los Font y Manuel López Farfán en el recuerdo eterno de Sevilla, una obra biográfica sobre los miembros de la saga de los Font y sobre Manuel López Farfán. Además, Carmona comandó en 1989 un homenaje a Farfán con varios actos, entre ellos una serie de conciertos en los que se rescataron varias de sus marchas, interpretadas por la Banda de la Cruz Roja, la Banda Municipal de Sevilla y la Banda de la División de Infantería Mecanizada Guzmán el Bueno n.º 2 -Soria 9-. Esta última fue la que interpretó La Esperanza de Triana tras casi 50 años sin sonar. Posteriormente, en 1996 la citada Cruz Roja la incluye en su segundo volumen de la colección discográfica Marchas cofradieras de ayer y hoy.
No obstante, la marcha no se incorporó al repertorio del paso de palio de la Esperanza hasta el año 2000. A partir de entonces se ha convertido en una marcha muy popular, interpretada por la totalidad de las bandas que intervienen en Sevilla así como por otras muchas bandas andaluzas.
Debemos destacar, dentro de esta amplia difusión, otras grabaciones, como la realizada por la Banda Municipal de Sevilla en el disco Esta es la historia (2006) -con la saeta interpretada por un violín- o el doble disco monográfico Manuel López Farfán. Músico Mayor del Ejército. Obra procesional completa (2022), grabado por la Unidad de Música del Cuartel General de la Fuerza Terrestre, heredera de Soria 9.
El compositor y pianista David Hurtado Torres, autor de las marchas Soleá de Triana y Se arrodilla Triana, y que siente especial predilección por esta obra, nos ofrece un breve e ilustrativo análisis estético-musical:
"La Esperanza de Triana" constituye el arquetipo perfecto en donde se reúnen todos los logros técnicos y expresivos de la producción farfaniana. Inserta en lo que podríamos denominar como "regionalismo musical andaluz", la marcha se articula en una clara estructura binaria (A-B), aunque en la segunda sección (trío) se produce una peculiaridad de la que hablaremos más adelante. Los puntos claves de la obra podríamos resumirlos en los siguientes:
1- El "estilo Farfán". Se trata de un lenguaje directo, conciso y sin ambages dialécticos. Toda la producción del maestro de San Bernardo hace gala de una prodigiosa concisión en su construcción formal tanto como en su discurso musical. Las ideas son expuestas de manera directa y sin desarrollos, lo cual le otorga una gran solidez formal que hace imposible que "se le vean las costuras" a la obra. Por ello la duración de la marcha es perfecta para presenciar el discurrir de un paso y traducir musicalmente lo que ello supone.
2- La instrumentación. Caracterizada por la gran robustez de la misma, la búsqueda de combinaciones tímbricas originales, así como el empleo de instrumentos o recursos poco habituales. En este caso, el solo de violín para ejecutar una saeta de creación propia (folclore imaginario), y, sobre todo, el empleo de las voces cantando con boca cerrada; recurso este de gran expresividad que pudiera sugerir el murmullo de las nocturnas aguas sobre las que parece "navegar" a veces el paso de la Virgen de la Esperanza, atravesando la densa madrugada.
3- La estructura formal. Siendo como dije una típica estructura binaria (A-B), en su segunda sección, el trío, la habitual reexposición en fuerte del mismo es sustituida por un nuevo pasaje, con material temático diferente, a modo de coda final, lo cual supone un elemento sorpresivo de gran magnitud que supone un plus de originalidad de la obra. El esquema formal sería el siguiente:
PRIMERA SECCIÓN (A)
A1 Tema principal (pasaje de grandes contrastes dinámicos)
A2 Solo de violín (saeta)
A3 fuerte de bajos - Reexposición de A1
SEGUNDA SECCIÓN (B) Trío
B1 (melodía cantabile con boca cerrada)
B2 coda final, de carácter triunfal y resolutivo
Con esta marcha, el maestro Farfán cuajó uno de los grandes monumentos sonoros de toda la Semana Santa sevillana. Obra cumbre en todos los aspectos y estandarte sonoro de una Hermandad tan excepcional como lo es la del Santísimo Cristo de las Tres Caídas y María Santísima de la Esperanza.
NOTAS
(1) Diario La Unión, 26 de marzo de 1925.
(2) Turina Pérez, Joaquín. La música andaluza. Editorial Alfar (1982).
(3) Diario ABC de Sevilla, 29 de marzo de 1972.
(4) Diarios ABC de Sevilla y La Unión, 11 de marzo de 1939.
Publicado en el anuario de la Hermandad de la Esperanza de Triana (2025)