Investigación

Marchas Procesionales Decimonónicas

Jesús Domínguez Orihuela

21 de Abril de 2006


El concepto de marcha procesional es relativamente reciente, situándose en la segunda mitad del siglo XIX. Antes de que surgiera, la música que se interpretaba tras los pasos eran básicamente piezas de capilla y adaptaciones de obras sinfónicas, óperas u otras obras de teatro.

Tenemos varios ejemplos que hoy en día aún se interpretan, como la "Marcha Fúnebre" de Chopin (1837), las adaptaciones de las óperas "Ione" (1858) de Petrella, "Juana de Arco" (1873) de Gounod o "Tosca" de Puccini (1900). Una obra que era bastante asídua y que hoy ya no se escucha es "El Ocaso de los Dioses" (1876) de Wagner, que fuera adaptada por el músico militar vitoriano Mariano San Miguel.

La primera marcha procesional de la que se tiene constancia documental es la "Marcha Fúnebre" de Rafael Cebreros. Existe copia de la partitura para piano en la Biblioteca Nacional de Madrid, en la que se indica "Esta marcha está escrita expresamente para la Semana Santa de Sevilla y se ejecuta todos los años por las bandas militares que acompañan á las cofradias de dicha capital. Madrid : Antonio Romero, [1874].". La fecha de edición es 1874, con lo que la composición se terminaría en una fecha anterior. Del autor poco se conoce, era un pianista cordobés afincado en Sevilla y en 1891 compondría otra marcha fúnebre para la Quinta Angustia de Sevilla.


Portada de la "Marcha Fúnebre" de Rafael Cebreros

En 1876 Eduardo López Juarranz compuso la marcha "¡Piedad!", dedicada al titular de dicha cofradía gaditana. La versión inicial era sólo para piano, pero durante las primeras décadas del siglo XX, Juarranz realiza una versión para banda de música. No se conocen los motivos concretos, pero la marcha cae en el olvido durante la segunda mitad del siglo pasado, dándose por perdida, hasta que en 1999 el tristemente fallecido Bernardo Periñán halla la partitura de piano, encargándole al músico militar jerezano Manuel Abollado su instrumentación para banda. La marcha se reestrena en un concierto de la Banda de Música "Virgen del Castillo" de Lebrija en Diputación. Hay que reseñar que en los archivos de la Banda "Julián Cerdán" y "Santa Ana" de Dos Hermanas están las partituras con la instrumentación original del propio Juarranz, incluso editadas por imprenta. Eduardo López Juarranz fue Músico Mayor y Director de la Banda de Ingenieros de Cádiz de 1875 a 1895. Es muy probable que no fuera esta la única marcha que compusiera en Cádiz. Según el historiador gaditano Juan Antonio Fierro, el 24 de Septiembre de 1881 fue estrenada una marcha dedicada a la Virgen de la Merced en su propia iglesia, hecho que narran las crónicas de la época, aunque a día de hoy ha sido imposible localizar partitura alguna. Sí se tiene constancia que en este siglo XIX compondría "La Pobre Carmen", marcha grabada por diversas bandas sevillanas.

Ramón Roig Torné fue un músico militar ilicitano, famoso por su pasodoble "La Gracia de Dios", surgido de un pique con el ya mencionado Juarranz. Compuso "¡Descansa en Paz!", marcha bastante popular en Castilla La Mancha y de la que existe un documento gráfico que demuestra que se interpretó en 1946 tras la Virgen de la Victoria de Sevilla por Soria 9.

Eduardo Lucena compuso en Córdoba en el año 1883 la marcha "Un Recuerdo". En la portada de la partitura original, que fue rescatada por Rafael León Ramírez en la cuaresma de 2004, puede leerse perfectamente la dedicatoria de esta pieza: "Al Excmo. Ayuntamiento. Marcha fúnebre "Un Recuerdo". Escrita expresamente para la procesión oficial del Viernes Santo del año 1883". Lucena fue un gran violinista cordobés que dirigió la Banda Municipal de Córdoba. Se tiene constancia de otra marcha suya en este siglo titulada "La Pasión".

Otros músicos cordobeses activos en el XIX son Álvaro Milpháager, del que la Banda de la Esperanza de Córdoba ha recuperado recientemente su marcha "Santa Cecilia" y Cipriano Martínez Rüker que compuso dos marchas fúnebres en 1895 y 1898.

En 1887 José Font Marimont, iniciador de la saga de músicos Font en Sevilla, compuso "Marcha Fúnebre" dedicada a la hermandad sevillana conocida como "Carretería" cuya partitura (de momento) está perdida.

En 1891 Vicente Victoria Valls compone "El Destierro", una de las marchas cartageneras más famosas y que sigue teniendo vigencia en la actualidad. Hasta hace muy poco se pensaba que esta composición se titulaba "San Juan" y su autor era Juan Victoria, debido a que era la copia de la partitura la que circulaba por las distintas formaciones musicales. Vicente Victoria fue director en aquella época de la Música del Regimiento Sevilla 33 de Guarnición en Cartagena.

En 1895 Manuel Lerdo de Tejada compuso "La Coronación de Espinas" que dedicaría a la sevillana hermandad del Valle. Contactó con esta hermandad debido a su amistad con Vicente Gómez-Zarzuela.

Ese mismo año, vuelve a la actividad José Font Marimont con "Quinta Angustia", que es el nombre con el que se la conoce, aunque su título real es "Marcha Fúnebre".

En 1896 el mítico Manuel López Farfán, aprovechando un permiso en Córdoba durante su presencia en la Guerra de Cuba, compone "En Mi Amargura". Inicialmente dedicaría esta obra a Leonor Navarro, madre de su maestro en la Catedral de Córdoba, Juan Antonio Gómez Navarro. Posteriormente, en 1906, le cambiaría su título por "El Cristo de la Exaltación" dedicándosela a la misma hermandad sevillana. El año pasado fue recuperada por la Banda Municipal de Sevilla, que la ha incluido en su último disco.

Ramón González, Músico Mayor del Batallón de Cazadores de Segorbe nº12, compuso en 1897 "El Señor de Pasión", una marcha fúnebre dedicada a los hermanos de la cofradía de Pasión de Sevilla. En 1995 se descubrieron las partituras cuando se estaba ordenando el archivo de dicha hermandad. Al año siguiente fue grabada por "La Oliva" de Salteras.

En 1898 José Bermudo compuso la marcha "La Victoria" dedicada a la Virgen de la Victoria sevillana. Está completamente olvidada, aunque se sabe que existen las partituras.

Vicente Gómez-Zarzuela crea en 1898 una marcha que no necesita presentación alguna: "Virgen del Valle". Manuel Font Fernández (hijo de Font Marimont) la instrumentaría. Es sin duda la marcha decimonónica mas conocida y la que más se interpreta. El propio Font Fernández le dedicaría a su padre un año después, "A la memoria de mi padre", una impresionante marcha procesional que probablemente sea la de mayor nivel y calidad musical del siglo y que injustamente es despreciada en los repertorios musicales.
Manuel López Farfán continuaría con su producción en 1899 con "Esperanza", sin dedicatoria concreta, aunque inspirada en la Esperanza Macarena a la que sí le dedicaría en el siguiente siglo "Spes Nostra". Recientemente ha sido recuperada y grabada por la Banda de Sorbas de Almería.


Manuel Font Fernández de la Herrán

En estos últimos años del XIX, el músico militar alicantino Camilo Pérez Montllor se encontraba al frente la Banda de Infantería de Marina de San Fernando. Durante su estancia en ella, compuso varias marchas procesionales, algunas dedicadas a imágenes isleñas. En 1899 están fechadas "Pange Lingua" y "Sacri Solemnis" recuperadas hace una década.

Uno de los alumnos de Pérez Montllor fué Germán Álvarez Beigbeder, que con sólo 18 años compone "Al Pie de la Cruz" en 1900, dedicando la partitura a la Virgen de las Angustias de su Jerez natal.


Guión de "Al Pie de la Cruz" de Germán Álvarez Beigbeder

Es muy probable que existieran mas marchas procesionales en este siglo, incluso que fuesen mas antiguas que la "Marcha Fúnebre" de Cebreros, puesto que existían muchas bandas de música y músicos militares, pero no se tiene constancia a nivel documental de ellas.

Beigebder marca un punto y aparte en la marcha procesional. Las marchas del siglo XIX se califican como "fúnebres". Incluso en las partituras de las mismas se cita dicho término. Sin embargo, al escuchar una marcha "fúnebre" del XIX no la identificamos como tal en nuestra época actual, nos parece menos trágica y dramática que lo acostumbrado, incluso hasta tienen un aire romántico. Son marchas cuya duración no es extensa. Algunas como "¡Descansa en Paz!" o "Quinta Angustia" están entorno a los tres minutos. Sólo "La Coronación de Espinas" de Lerdo de Tejada rompe esta estadística con sus mas de nueve minutos.

Justo en 1900, que marca la frontera entre siglos, comienza el cambio con "Al Pie de la Cruz". Marchas de las primeras décadas del siglo XX como "Camino del Calvario" de Font de Anta, "Memoria Eterna" del propio Beigbeder, "Mektub" y "El Héroe Muerto" de San Miguel o "La Sagrada Lanzada" de Font Fernández son un ejemplo de esta evolución en la concepción de la marcha "fúnebre".


BIBLIOGRAFÍA

* CARMONA RODRÍGUEZ, Manuel: Un siglo de música procesional en Sevilla y Andalucía (2ª ed.) pg. 197. Sevilla, 2000.

* Biblioteca Nacional de Madrid

* www.patrimoniomusical.com
 

Publicado en el número 3 de la revista "CARRERA OFICIAL"
Cádiz, Cuaresma de 2006

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