Investigación
Tesoro de Jueves Santo
Ignacio Rodríguez Planas y José Manuel Castroviejo López
23 de Febrero de 2005
Cuántas veces habremos escuchado aquello de "uno no es consciente de lo que tiene hasta que lo pierde". En el caso que vamos a tratar no llegaremos nunca a ese extremo, por lo que podríamos decir en su lugar "uno no es consciente de lo que tiene hasta que lo descubre".
Todos sabemos la importancia que tiene la música en nuestra Semana Santa, y la Hermandad de las Cigarreras es un clarísimo ejemplo, pues además de sus tres bandas posee un importante legado musical.
La Santísima Virgen de la Victoria ha sido desde finales del S. XIX fuente de inspiración de diversos músicos que le he han dedicado sus composiciones. Así tenemos La Victoria (1898) de José Bermudo, la recientemente descubierta Nuestra Señora de las Victorias (1918), de Ceferino Morales López, La Victoria de María (1921) de Manuel López Farfán o Victoria Dolorosa (1924/1988) de José Font de Anta, entre otras.
Paradójicamente, ninguna de las marchas mencionadas se interpreta tras la dolorosa el Jueves Santo, por lo que a lo largo de las siguientes líneas intentaremos hacer justicia y ponerlas en el lugar que se merecen, centrándonos en dos de ellas.
"LA VICTORIA DE MARÍA", de Manuel López Farfán.
Se trata de una inspirada y poco conocida composición del gran músico sevillano.
Junto con El Refugio de María (también de 1921) y Nuestra Señora del Mayor Dolor (1923) conforma el trío de marchas conservadas inmediatamente anterior a la etapa revolucionaria de los años 1294 y 1925, en los que compone Pasan los campanilleros, La Estrella Sublime, La Esperanza de Triana y El Dulce Nombre.
Tanto El Refugio de María como La Victoria de María fueron estrenadas las mañana del Domingo de Ramos de 1921 en el patio del cuartel del Regimiento de Soria durante la misa matutina de la tropa.(1)
Dicho estreno aparece reflejado en la prensa. De la primera se dice que "el artista ha sabido llevar al pentagrama unas notas de dulce melodía, frases de sublime sentimiento, que hablan fielmente del dolor de la Virgen", mientras que de la segunda "llega más al oyente".(2)
A continuación insertamos unos acertados comentarios musicales sobre la marcha que tratamos de la mano de Juan Antonio Barros Jódar.
Farfán muestra en esta marcha procesional su categoría de compositor excepcional. La música del maestro de San Bernardo subraya maravillosamente el carácter regio de este palio de ensueño del Jueves Santo sevillano.
Los solemnes acordes iniciales, acompañados en figuras arpegiadas por los metales graves, sirven de elegante introducción a la marcha. El tema A, de una belleza hierática, es interrumpido de forma recurrente por una original serie cromática descendente de siete poderosos acordes, replicados cada uno de ellos por rápidas figuraciones ascendentes de los bajos. Este primer tema es de una belleza deslumbrante. La nostalgia que se desprende de cada una de las notas nos seduce a medida que repetimos su audición. Lo advierto desde ya: esta obra espléndida de Farfán crea adicción. La originalidad armónica de este fragmento es innegable. Farfán opta por una deliberada ambigüedad tonal mediante la utilización de intervalos sorprendentes pero cautivadores.
El tema B manifiesta una honda espiritualidad a la que no es ajena el misterio. Hay en este pasaje un enigmático encanto que personalmente me recuerda algunos recursos empleados años después por Ricardo Dorado en "Cordero de Dios". Las frases melódicas son apenas un esbozo, una visión fugitiva, que sólo encuentra su razón de ser gracias a los soberbios contracantos encomendados a las segundas voces.
Una vez más la curiosa serie de siete acordes introduce la reexposición del tema A. Por último, el tema C, en mayor, es un modélico trío con el que Farfán acaba de conquistarnos (si es que no lo había hecho ya en los primeros compases). La armonía, la perfección, encuentran aquí su lugar en un trío rítmico (gracias a los grupos de tres corcheas en el acompañamiento, un recurso profusamente utilizado por todos los autores posteriores) y al propio tiempo pleno de sereno clasicismo. Las voces más graves, lejos de limitarse a cimentar la armonía, se hacen elocuentes, parte imprescindible de ese admirable conjunto arquitectónico.
"VICORIA DOLOROSA", de José Font de Anta.
José Font de Anta únicamente compuso una marcha procesional, aunque ello no le resta ningún mérito, sino más bien al contrario, pues la categoría de la marcha es abrumadora. La firmó en 1924 con el título Resignación, sin dedicatoria expresa. Ese mismo año, la prensa se hizo eco de su interpretación tras la Virgen de la Amargura:
Detrás del paso iba la Banda Municipal de Font que lucía el nuevo y vistoso uniforme. Diremos que dicha banda, que dirige el excelente maestro, interpretó entre otras magníficas marchas, la titulada "Resignación", original de Pepe Font y de Anta, cuyos motivos sinfónicos con frases de verdadera inspiración y dulzura cautivaron a cuantas personas escucharon tan maravillosa composición, digna del joven maestro. También ejecutó dicha banda "Amarguras", "Camino del Calvario" y "Soleá dame la mano", que son otras brillantísimas composiciones del maestro Manolo Font. Ambos jóvenes y consagrados profesores recibieron cariñosas felicitaciones de cuantas personas acompañaron a la Hermandad hasta su templo.(3)
Muchos años después, en 1988, el propio autor accedió a dedicarla a la Virgen de la Victoria, a petición de Encarnita Perales. Reproducimos a continuación la carta escrita por D. José Font en referencia a la nueva dedicatoria.
A la Junta Rectora:
Esta dedicatoria fue sugerida por la Srta. Encarnita Perales (q.e.p.d.), a quien va dedicada también deseando haber acertado al realizarla cumpliendo así su deseo, el de la Santísima Virgen de la Victoria, para que así tenga mi recuerdo el día que dogmáticamente tiene marcada su fecha, en la Semana Santa y se escuchen sus melodías sobre todas las que el Director desee que acompañe sonoramente a la imagen ese día, que es sobre todo el día de la Virgen de la Victoria, sobre todas las músicas que se interpreten esa fecha.
Queda así cumplido este deseo de "Ambas", la Hermandad y sus devotos, así como la Junta que actualmente patrocina lo indicado anteriormente.
Humildemente y respetuosamente cumplo y transmito lo antes indicado.
Sevilla, 25 de Junio de 1988
Fdo: José Font de Anta
Fdo: José Font de Anta
Fue reestrenada con el nuevo título en Diciembre de dicho año en un concierto de la Banda de Música del Maestro Tejera en la Capilla de la fábrica de tabacos. Pocos días después, D. José Font falleció.
De nuevo acudimos a la sapiencia de Juan Antonio Barros Jódar para ilustrarla musicalmente:
"Victoria Dolorosa" es un soberbio ejemplo de lo que suele denominarse "marcha procesional clásica".
Tanto la exhuberante riqueza melódica, la armonización, la impecable orquestación (debida al padre del autor, Manuel Font Fernández de la Herranz), pero sobre todo su profunda espiritualidad y ese aura de belleza intemporal, inmarcesible, que caracteriza a las creaciones de los grandes maestros, nos muestran que estamos ante un clásico del género. Escuchémosla, pues, con recogimiento y atención. Entornemos los ojos y dejemos que acuda la imagen de la Dolorosa del Jueves Santo que fue honrada con una música tan hermosa.
"Victoria Dolorosa" es ante todo una página plena de solemnidad, nobleza y recogimiento, pero no por ello menos tierna y nostálgica. José Font traza un discurso magistral, de riqueza inagotable, en sus más de diez minutos de duración. Eso sí, con una estructura bastante libre, más propia de un poema sinfónico que de una marcha procesional al uso. La intensa complejidad de la obra requiere una actitud colaboradora por parte del oyente. No es raro que necesitemos varias audiciones para saborear sus delicados matices.
Toda la primera sección es un constante diálogo: por una parte los metales de registros más graves exponen motivos breves, de dramática concisión, en tanto que la madera desarrolla otros de amplias y dulcísimas armonías.
Tras un generoso desarrollo, una variación sobre el motivo inicial y una posterior llamada de trompetas nos conduce a lo que podríamos denominar como tema B (si fuera lícito simplificar de este modo en el caso presente). Se trata de una melodía de asombrosa belleza, limpia, desnuda, acompañada por austeros acordes. Tras esta deliciosa elementalidad, surgen armonías evocadoras, audaces cromatismos, modulaciones, alternancia entre tonos mayores y menores... Y una inagotable inventiva melódica. La idea parece desbordarse, se rebela, se niega a plegarse a esquemas previsibles. José Font nos sorprende en cada compás. Pero su virtuosismo no resta jamás frescura a la idea original, que siempre nos sorprende con la genialidad de lo inmediato.
El discurso musical evoluciona hasta alcanzar el clímax. Intensidad y emoción sin efectismo ni concesiones. Este punto marca el comienzo del "da capo". Volvemos al recogimiento solemne del comienzo. Finalmente, la obra concluye con una coda en modo mayor de exquisita espiritualidad. La riqueza armónica recrea una atmósfera evocadora y espiritual no lejana a la de algunas obras posteriores de Ricardo Dorado. El brillante acorde final es seguido, a modo de réplica, por otros en un "pianissimo" que resuena en lo más hondo de nuestro corazón.
La Victoria de María fue grabada por la Banda de Música "Nuestra Señora de la Victoria" y Victoria Dolorosa -con el título de Resignación- por Soria 9 en un disco dedicado a los Font en 1987. Aunque esta última grabación se encuentra descatalogada, estamos seguros de que muy pronto volverá a grabarse.
Son sólo dos muestras, pero ¡qué muestras! ¿Por qué no dotamos a la procesión del Jueves Santo de una personalidad singular interpretando estas maravillosas marchas detrás del monumento rojo y oro que es el paso de palio de la Santísima Virgen de la Victoria? ¿Es un menoscabo para su lucimiento la duración de las mismas? Dejemos que la música la acompañe aunque el paso esté arriado. Al fin y al cabo la música es para Ella y sólo para Ella.
NOTAS
1. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: "La estrella sublime", LXXV aniversario de su composición" en Boletín de las Cofradías de Sevilla nº 494, pp.174-179. Abril 2000.
2. Idem.
3. CARMONA RODRÍGUEZ, Manuel: Un siglo de música procesional en Sevilla y Andalucía (2ª edición), p.39. Sevilla, 2000.
Nuestro más sincero agradecimiento a D. Juan Antonio Barros Jódar, músico granadino que el pasado 2004 obsequió a la Hermandad con la marcha "Salve, Victoria", la cual esperamos sea pronto estrenada.
Ignacio Rodríguez Planas.
José Manuel Castroviejo López.
Publicado en el Boletín "Columna y Azotes" (Hdad. de las Cigarreras)
Sevilla, Febrero 2005
José Manuel Castroviejo López.
Publicado en el Boletín "Columna y Azotes" (Hdad. de las Cigarreras)
Sevilla, Febrero 2005