Mensajepor Áureo Sanz Ruiz » 28 Feb 2012, 01:17
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BANDA DE CORNETAS Y TAMBORES DE LA CENTURIA ROMANA DE LA REAL, ILUSTRE Y FERVOROSA HERMANDAD Y COFRADÍA DE NAZARENOS DE NUESTRA SEÑORA DEL SANTO ROSARIO, SENTENCIA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA MACARENA ERIGIDA EN SU BASÍLICA MENOR DE SANTA MARÍA EN SEVILLA (LOS ARMAOS DE LA MACARENA).
Del comedio del S.XVII (hacia 1653-1657) datan las noticias de la escolta del paso de misterio del Señor de la Sentencia –que ahora se crea- por parte de armaos ataviados de época –a la milanesa: el estilo entre una reinterpretación de lo clásico grecorromano y el apego a las formas medievales con que se representaban a los soldados de la Pasión en el Arte desde el Renacimiento y ahora en el Barroco; con arcaicas armas prestadas de las arrumbadas en los almacenes del Concejo (La Alhóndiga y el de Triana) y me imagino que con todo trasto o antigualla militar que hubiese a mano para constituirse en una espacie de quijotes penitenciales- y de la que no sabemos si incluiría algún instrumento musical. Un señor ataviado a la romana –es un decir- sería tan abominable para un sensible espíritu “ilustrado” –también es un decir- como un disciplinante, penitente o nazareno encapuchado, o como San Luis de los Franceses: por tanto los acompañamientos de armaos se extinguen con el decaimiento general de las cofradías de penitencia durante el Setecientos.
Con los gustos románticos y costumbristas se reinstaura el acompañamiento de armaos en la Hermandad del Rosario y la Esperanza de San Gil hacia 1864 (cabildo de 10 de Abril). Pero diversos problemas surgidos desde los primeros momentos –y concernientes a la participación de los armaos en otras cofradías y la pretensión de la de San Gil de la exclusividad mediante distintas normas y disposiciones, que fueron reiteradamente incumplidas- hacen que en Cabildo General de 1880 (11 de Abril) se decida la disolución de la Centuria. Hubo un intento fallido de reorganización en 1889 por parte de José Arce Durán. En Cabildo de Oficiales de la Junta de Gobierno de 7 de Febrero de 1892 es propuesta la refundación a cargo de Clemente Lorollo, patrón de la de la Puerta de Carmona, que se ofreció, pero fue rechazada por el mismo motivo: la pretendida exclusividad de la centuria en cuanto a participaciones en Semana Santa. En el de 10 de Marzo de 1897 se decide reorganizarla a partir de la de El Chivo del barrio de la Macarena –una de las cuatro centurias particulares de la época que venían acompañando a las procesiones de diversas cofradías, junto con las de Clemente, Manzano y Román; y la más antigua- que ya había escoltado al Señor de la Sentencia anteriormente. Todo se aprueba en Cabildo de 4 de Abril del corriente, nombrándose los cargos de capitán, teniente y cabo gastador. Diversos desórdenes durante las estaciones de penitencia de 1899 y 1901 van seguidos de destituciones, dimisiones y diversos nombramientos por partes de las juntas de gobierno, hasta que por fin la cofradía toma la decisión de comprar uniformes, armas y, también, cornetas y tambores.
Al poco, a comienzos de la pasada centuria, se decide que el grupo de armaos acompañe en exclusiva a la cofradía, llegando cada componente –se supone que hermano- a costearse el uniforme. Ahora sí que es segura la presencia de cornetas y tambores a cuya dirección accede Enrique Senra procedente de la de la Cruz Roja. Este sevillano (1882) de la calle Matahacas sirvió en el Regimiento de Infantería “Soria” nº9 de guarnición en el Cuartel del Carmen (antiguo Convento Casa Grande de los carmelitas calzados en Sevilla y actual Conservatorio) donde aprendió a tocar la corneta y se licenció como cabo de banda, llegando a ejercer, según dicen, de cornetín de órdenes del general Miguel Primo De Rivera y Orbaneja. De su paso por La Centuria Macarena hasta los años de la Exposición Iberoamericana, se cuentan numerosos hechos anecdóticos impregnados de leyenda: la diana la Madrugada de Viernes Santo en el Real Alcázar y la posterior revista por S.M. D. Alfonso XIII (q.D.g.) allá por 1905 (pero era el año de fundación de la de La Cruz Roja: ¿cómo estaba Senra al frente de la de los Armaos?); el toque de la “Marcha Real” -mientras bajaba la escalera a la salida de su casa en la Alameda- a Joselito El Gallo revestido de nazareno, y cómo éste en 1915 ayudó a La Centuria a reorganizarse y reformar sus ropajes –los actuales- bajo diseño de Rodríguez Ojeda; el acompañamiento a la saeta de Manuel “Torre” al Cristo de la Sentencia en la Calle Sierpes; etc.
Al maestro Senra lo suceden Heliodoro Pulidoro (brigada de la de Ingenieros), Enrique Soria y Manuel Ruiz Navas. Éste último comenzó a tocar en 1920 con 14 años en la banda de El Tubero y con 18 en la de Los Armaos, para a mediados de los cuarenta convertirse en su maestro durante siete años, reemplazando a Soria. Con él estuvieron músicos como Diego Romero, Antonio Rodríguez Patón y Gaona (durante un cuarto de siglo, antes de pasar a la de La Policía Armada). El mandato en la postguerra de Ruiz Navas coincide con un mayor grado de disciplina en La Centuria. Se añaden tres cornetas de llaves, con lo que la dotación queda en 9 cornetas y 4 tambores. El repertorio era el típico de las bandas de guerra de la época: poco variado y de composiciones simples armónicamente con su estructura de naturales y requintos ahora mejorada al añadirse a las cornetas secas las de llave. Se conserva la memoria de marchas tales como “Aida”, “La Reina” (adaptación del toque “Punto de Marcha” popularizado por los clarines de Tercero de Artillería del Brigada Rafael Macías), “La Corte del Faraón”, etc. de las que sería urgentísimo rescatar la melodía de labios de los pocos cornetas –o tambores– que de aquella época nos queden.
Existen datos contradictorios sobre si en la época de la dirección del maestro Ruiz Navas la banda de cornetas y tambores de Los Armaos acompañaba a las cofradías de La O, Santa Catalina, El Buen Fin de San Antonio, La Cena desde Omnium Sanctorum, San Benito o Los Panaderos, siempre abriendo marcha ante la cruz de guía y por supuesto que vestidos de “civiles” con guerrera, pantalón y gorra de plato azules con franjas y banda verdes. De lo que no hay duda es de que esto ocurrió seguro cuando se hace cargo de la formación Antonio Rodríguez Patón, y ahora tras otros pasos de Cristo.
En 1950 a “Antonio Patón” -componente de la de Los Armaos desde hacía años y a la sazón, uno de los principales cornetas de la popularísima La Giralda- le encarga la Hermandad de la Macarena la dirección de la banda y su reorganización. Hay fuentes que sitúan aquí –y no con el maestro Ruiz Navas- la estructuración de la formación con las características con que hoy la conocemos: salidas en otras cofradías con uniforme de guerrera y gorra de plato y adopción del estilo de la de La Policía Armada, con lo que es de suponer aumentaría el número de componentes y su popularidad en el mundo cofradiero. Efectivamente, Patón, se trae a parte de lo más granado de La Giralda para que el nivel interpretativo aumentase en calidad y, ya desde entonces, la de La Centuria Macarena sea una banda de cornetas y tambores insustituible en Sevilla.
A pesar de ello y del reconocido y nunca desdicho macarenismo del maestro Patón, desavenencias con un miembro de la junta de gobierno por intromisiones inaceptables, provocaron su salida de la banda, arrastrando consigo a muchos miembros destacados –casi todos- de la formación, entre ellos el actual director, José Hidalgo López, el inefable cabo tambor de Los Armaos, que con el tiempo ha llegado a traernos en sus baquetas toda una muestra de clasicismo gallista: ”Lo que no se pu’é jaseh mejoh”.
Después de esto, en La Centuria se reintegró primero el por entonces cabo tambor, Manuel Pérez López “Zamorano” a quien el teniente Pepe El Pelao y Antonio El Practicante le “ordenaron” que continuase por expreso deseo de la Junta de Gobierno. Él mismo comenta cómo le permitieron para aliviar el peso del tambor que empleara una caja fina que se adquirió ex profeso, siendo la primera que se utilizó en una banda de guerra (Los Armaos, no lo olvidemos, son legionarios). De inmediato se le encarga la dirección a José Téllez Díaz “Pepe El Chico” que no era miembro hasta entonces de La Centuria según unas fuentes, y que lo era desde 1950 según otras. Parece ser que la formación de este virtuoso de la corneta se produjo en el III Regimiento de Artillería Montada a cargo de los discípulos que había dejado Rafael Macías. Pasó posteriormente por la banda de El Tubero y en 1950 parece que recaló en la de Los Armaos. En 1975 deja la dirección de la banda y la propia Centuria, pasando a tocar en formaciones como la de La Cruz Roja (ya integrada con la música desde 1978) o la del mismísimo maestro Patón. Al exiguo repertorio de marchas tradicionales -muchas de paso ordinario interpretadas a ritmo lento, por ejemplo. “La larga”- y las de La Policía Armada incorporadas por Patón –existe una grabación de 1967- Pepe El Chico le añadió algunas procedentes del Regimiento de Artillería nº50 de guarnición en Melilla.
Al maestro Téllez lo suceden Rafael Calderón Pineda y luego Rafael Trigo Rivero “El Bizqui” para que en 1978 se hiciera cargo de la dirección Francisco Domínguez Gaona proveniente de la de La Policía Armada, hasta su fallecimiento (31-8-1988). Con Domínguez Gaona la banda aumenta su calidad y, en consecuencia, entra plena y exclusivamente en el estilo de La Policía Armada, es decir: desaparecen las antiguas marchas tradicionales de paso lento para interpretarse en exclusiva composiciones de Escámez, Zueco, Poyuelo, Montoya y Tejera.
El maestro Gaona es sucedido por Manuel Arellar, también proveniente de la de La Policía Armada, hasta 1993.
Desde entonces es maestro de banda su cabo tambor, José Hidalgo López. Hidalgo comenzó en la banda de Los Moritos del Colegio “Padre Manjón” con 6 años, para después integrarse en la de La Giralda y posteriormente en la de La Centuria de la mano de Patón.
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Áureo Sanz Ruiz el 28 Feb 2012, 11:56, editado 2 veces en total.